Si hace unos días el cordón sanitario pasó a mejor vida en el seno de la Comisión Europea con una vicepresidencia para el representante de Meloni y una comisaría para el de Orbán, ha llegado el momento que esta situación se traslade a gobiernos de los países miembros. Y es que en democracia mandan los votos. Hay que formar gobiernos y la aritmética parlamentaria lo es todo.
A la espera de lo que ocurra en Alemania tras las próximas elecciones generales, en Austria el FPO, Partido de la Libertad de Austria, obtuvo el 35% de los votos en Estiria, la segunda región más poblada del país. El FPO esta integrado en el Parlamento Europeo en el grupo de Meloni, Orbán y Abascal. Las ofertas de negociación para formar gobierno de coalición le han llegado de la segunda fuerza, la conservadora ÖVP, con el 27% de los votos, y del socialdemócrata SPÖ, relegado a la tercera posición con el 21%.
La real politik que se abre camino en Europa muestra la falsedad de los argumentos de la izquierda basados en valores, retórica que sólo pretende estigmatizar para monopolizar el poder el mayor tiempo posible. La base de la democracia es integrar las tensiones sociales en el sistema mediante la participación en el gobierno de turno de las fuerzas políticas con capacidad de condicionar su formación. No es nada vergonzante. Son los pactos, es la política. En España , sin ir más lejos, tenemos un gobierno de coalición de izquierdas con apoyo parlamentario de comunistas, herederos de ETA e independentistas hispanófobos y golpistas.