El beneplácito de los socialistas españoles, que han hecho de la lucha contra la extrema derecha su estandarte electoral, al acuerdo de integrar en el gobierno de la Comisión Europea un representante de Meloni , nada menos que como vicepresidente, y otro de Orbán, es una muestra inequívoca de que Carlos Marx ha sido sustituido por Groucho : los socialistas, en este caso, tienen unos principios , pero si hace falta tienen otros. Si se trata de salvar a la soldado Ribera , todo ésta ok. Mejor así, la política debe ser pragmática, pero sin moralinas, sin el cuento de la defensa de teóricos valores éticos.
Algo parecido ha sucedido en Francia. Macron después de convocar unas elecciones para frenar a la ultraderecha llega a un acuerdo con Marine Le Pen para que no torpedee el gobierno de Michel Barnier.
Veremos si tras las próximas elecciones generales en Alemania se mantienen los vetos. Ni la CDU, , ni el SPD, van a tener fácil articular una mayoría entre ellos y los liberales o verdes, sus socios tradicionales. En Alemania el ‘cordón sanitario’ , por razones históricas, es compartido por democristianos y socialdemócratas y es bidireccional: la extrema derecha y los comunistas. Veremos por dónde se rompe antes, si por la derecha o por la izquierda. Y lo decisivo no serán los argumentos moralistas , los valores, sino la matemática parlamentaria.
En Cataluña el Tripartito de izquierdas ya estableció un ‘cordon sanitario’ hacia el PP con la firma del Pacto del Tinell. Ahora el ‘cordon sanitario’ afecta a VOX y Aliança per Catalunya
Estrategia política
Los ‘cordones sanitarios’ no responden a creencias morales o políticas profundas. Ni a la defensa de valores absolutos. Son la expresión de las estrategias de los partidos dominantes para frenar la entrada de otros protagonistas en el reparto del poder.
En España lo que es llamativo es la doble moral del gobierno y la incapacidad de la oposición para poner lo de manifiesto. Sánchez alardea de ser el muro de contención de la extrema derecha, por ser una presunta amenaza contra la democracia, a la vez que pacta con partidos que han protagonizado un intento de golpe de estado y aprobado leyes dictatoriales, las leyes de desconexión, como son ERC y Junts, además de hacerlo con los herederos de ETA: Y su discurso decae de forma inmediata cuando esta en riesgo la Vicepresidencia de la Comisión Europea.
En política mandan los números. La capacidad de pactar es básica y es bueno que lo sea. Lo que me revienta es la moralina, en éste como en otros temas. Parece que esta moralina, según algunos demócratas, ha sido unos de los factores en favor de Trump. Insultar como nazi o fascista a quién cree que los hombres biológicos no deben participar en deportes femeninos o a quién cree que hay que controlar los flujos migratorios, es una mala política. Pensar de forma distinta al pensamiento hasta ahora dominante en Occidente no te convierte en Hitler. Y si cambia la tortilla, y se impone el pensamiento conservador, oponerse tampoco va a ser cosa de Stalin. La banalización de los grandes asesinos de la historia y las ideologías que les han dado cobertura es la manera más rápida de favorecer la difusión de sus idearios políticos.