La posibilidad de una moción de censura que cuente con los apoyos necesarios para salir adelante que venia barajándose desde antes del verano como consecuencia de la ruptura de Puigdemont con Sánchez es ya una realidad.
Feijóo ha pedido públicamente a Junts y PNV que «revisen su posición con Sánchez» a raíz de los últimos escándalos de corrupción. Indirectamente, ha hecho alusión al apoyo de estos partidos a la moción de censura que desalojó a Rajoy de la Moncloa, justificándolo estos partidos en los casos de corrupción que afectaban al PP en aquél momento.
Laura Borrás coqueteó con la posibilidad, señalando que los votos de los de Puigdemont no son de nadie aunque Turull haya querido matizar las declaraciones de la aún influyente expresidenta del Parlament. El PNV se mantiene más distante por su debilidad frente a EH Bildu y su dependencia de los socialistas en el País Vasco, pero ha votado junto a la oposición de centro derecha en contra del Gobierno en diversas ocasiones. VOX, por su parte, se ha apuntado a votar favorablemente una todavía hipotética moción de censura aunque cuente con apoyo de los partidos nacionalistas si es para convocar elecciones.
El PSOE intenta rehacer la relación con Junts, con reuniones en Suiza incluidas, pero todo indica que , de momento, sin éxito.
Condiciones para la moción
¿Qué hace falta para que la moción se concrete? En primer lugar, que Junts celebre su congreso, previsto para finales de este mes de octubre. En segundo lugar, que se vayan conociendo nuevos detalles de los diversos casos de corrupción que profundicen en el desgaste de Sánchez.
Pero la corrupción no es más que la coartada para justificar la moción sin muchas más explicaciones. Es imprescindible que los intereses políticos del partido determinante, Junts, la hagan posible. Y los hay. En primer lugar, Junts quiere aprovechar la debilidad de ERC, enfrascada en luchas internas, para acabar de consagrarse como el partido hegemónico del independentismo. Si las encuestas le son favorables, el incentivo para provocar elecciones anticipadas será determinante. Y no sólo eso. Junts ya ha efectuado un claro giro a la derecha acosado por la pujanza de Aliança Catalana de la alcaldesa de Ripoll. Mantenerse al lado de un gobierno con políticas en las antípodas de los de Puigdemont en temas como la inmigración, la seguridad ciudadana, las políticas fiscales y laborales, el wokismo, la postura en el conflicto de Palestina, no es un buen negocio para un partido cuyas bases son inequívocamente de derechas y proisraelíes. Por si todo ello no fuera suficiente, Junts considera que Sánchez no ha cumplido los acuerdos que hicieron posible su investidura.
Los deberes de Feijóo
Feijóo tiene trabajo por hacer. En clave interna, acallar a Ayuso, que ya se ha manifestado contra cualquier acuerdo con los independentistas, aunque sea meramente instrumental para convocar elecciones. También debe convencer a Junts para que frene su beligerancia en temas como la aplicación de la amnistía o el catalán en Europa. En definitiva, crear un clima de confianza. Nada imposible.
Las próximas semanas serán determinantes. La aprobación del techo de gasto y , posteriormente, de los Presupuestos para 2025, obligarán a los de Puigdemont a decidirse.
