El Gobierno del socialista Pedro Sánchez está en manos de Junts y de Carles Puigdemont. La última visita de Santos Cerdán a Suiza para intentar convencer al prófugo de que sus siete diputados en el Congreso apoyen el techo de gasto propuesto por el Gobierno para 2025 se ha saldado con una negativa inicial que deja en el aire las cuentas públicas del año que viene. El fantasma de la prórroga presupuestaria vuelve a planear sobre el Ejecutivo de Sánchez.
El techo de gasto es un instrumento crucial para la política económica de España. Define el límite máximo de gasto público que el Gobierno puede asignar en un año, controlando así el déficit y cumpliendo con las exigencias de la Unión Europea en términos de estabilidad presupuestaria.
Consecuencias de no aprobar el techo de gasto
Junts pretende que Sánchez suba el techo de gasto y destine más dinero a Cataluña. En julio ya votaron en contra, junto con el PP, de la propuesta del Gobierno y ahora todo indica que mantiene su postura. El argumento del partido de Puigdemont es que no apoyará el «café para todos» autonómico ni medidas que puedan suponer una invasión de las competencias de la Generalitat.
Este bloqueo ha generado incertidumbre sobre la capacidad del Gobierno para avanzar con sus Presupuestos Generales del Estado (PGE). Sin el techo de gasto aprobado, el Ejecutivo se ve limitado para presentar nuevos presupuestos ajustados a sus prioridades políticas, como la recuperación económica y el gasto social. En un esfuerzo por salvar la votación, el Gobierno ha apelado incluso al Partido Popular (PP), aunque las negociaciones siguen siendo inciertas. El Gobierno ha decidido aplazar la votación para seguir negociando con sus socios catalanes, que han vuelto a exigir este martes una propuesta de senda de déficit que «mejore la situación de los catalanes», según ha expresado la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras. El PSOE no se niega a negociar por lo que Nogueras ha comentado que «parece que empiezan a entender que si quieren cosas diferentes, deben hacer cosas diferentes«.
¿Qué sucede si no se aprueba el techo de gasto?
Si no se consigue la aprobación del techo de gasto y los PGE, el Gobierno se verá obligado a prorrogar los presupuestos anteriores. Esto tiene varias implicaciones:
- Parálisis de nuevos proyectos: No podrán asignarse fondos a nuevas inversiones o políticas que el Gobierno tenga previstas, como el aumento en el gasto social o en infraestructuras.
- Falta de adaptación a nuevas realidades: Los presupuestos prorrogados pueden no estar adaptados a las condiciones económicas actuales, como la inflación o nuevas necesidades emergentes, lo que afectaría la capacidad de respuesta del Ejecutivo ante crisis imprevistas.
- Tensiones políticas: Un rechazo del techo de gasto, como el que ha liderado Junts, también es un golpe político para el Gobierno, ya que refleja una falta de apoyo parlamentario y puede tener consecuencias en su capacidad de negociar futuras reformas fiscales y proyectos clave.
En resumen, el rechazo de Junts añade un obstáculo significativo al proceso de aprobación del techo de gasto y puede tener repercusiones tanto económicas como políticas en el corto y mediano plazo.