Los separatistas habituales de la Universitat Catalana d’Estiu han dado luz verde al documento Declaració de Prada que, propuesto por el exconseller Lluís Puig, fugado de la Justicia, pretender ahondar aún más en la imposición del catalán en los territorios en los que se habla esta lengua. El documento parte del reconocimiento de un fracaso: solo el 32% de los habitantes de comunidades como Cataluña o Baleares emplea el catalán de forma habitual. Y eso a pesar de las inversiones millonarias realizadas durante décadas para imponer esta lengua en detrimento del castellano.
Ante esta situación, la Declaració de Prada plantea que la Administración, incluyendo la europea, siga invirtiendo dinero público en la imposición lingüística y va más allá al plantear acciones a realizar por parte de los catalanoparlantes. Así, propone que hablen «en catalán con todo el mundo» y que ofrezcan esta lengua como «punto de encuentro y como elemento clave para abrir fronteras».
La declaración, que firman, entre otros, Laura Borràs y Josep Lluís Carod-Rovira, plantea también el «consumo de cultura y entretenimiento en catalán» con el objetivo de «reforzar un mercado cultural» solo en esta lengua. Además, plantea que los catalanoparlantes deben contemplarse como «agentes activos en la creación y transmisión de conciencia lingüística, convirtiéndose en referentes para todos». Pide que los defensores del catalán colaboren «activa y o económicamente» con las entidades que tienen este objetivo y que se introduzcan en las «redes vecinales» para que estas «incorporen el catalán como lengua de comunicación y cohesión en su día a día».