Doctora en Psicología Social y terapeuta familiar, Rosa Rabbani nació en Irán en 1971 y reside desde su infancia en España, donde su familia se exilió de la persecución del régimen islámico por no ser del credo musulmán. Sus investigaciones en el ámbito de género fueron galardonadas por la Generalitat de Cataluña en 2001. Desde Inspiralia, es consultora y formadora de corporaciones y multinacionales; asimismo, ejerce de psicoterapeuta y coach. Ha escrito, entre otros libros “El buen carácter” (2021) y “El enigma de las parejas duraderas” (2024).
Ursula Von der Leyen, Giorgia Meloni, Marina Le Pen… ¿nuevo liderazgo femenino?
No las veo como modelos de liderazgo, creo que el suyo es un tema ideológico. La manera en que lideran no es muy diferente a como lo hacen los hombres, así que no creo que haya en ellas ningún elemento que se de más en las mujeres.
Modelos “alfa” con estos planteamientos, ya teníamos
Si, se da la situación que estas tres son todas señoras, pero de aquí no se puede destilar que el suyo sea un modelo de liderazgo femenino. Los problemas socio-económicos de la UE tienen muchas vertientes, no dependen de un único perfil gestor.
El “mal carácter” ¿es una causa?
Sin duda, tiene que ver. Porque si las personas que tienen autoridad no han desarrollado ciertos rasgos del carácter, que son imprescindibles e innegociables, para nuestros gobernantes, será muy difícil cualquier aproximación a los demás.
¿De qué rasgos estamos hablando?
La integridad, el sentido de la cooperación y la unidad, el sentido de la justicia… Si estos rasgos no se trabajan… Pero claro, tampoco se pueden trabajar en abstracto, se ha de trabajar desde muy distintas perspectivas.
¿Cómo cuáles?
Se han de trabajar desde pequeños, en las familias y en las escuelas. Lo han de tener en cuenta también los medios de comunicación. No es tan fácil poner a todos en línea con el trabajo que tenemos pendiente con el carácter. Y parece que hoy hay quorum es justo en lo opuesto.
Llegó la revolución, y su familia dejó Irán…
Hace ya 45 años que paramos por aquí, casi de casualidad. Dos años antes, empezó la revolución islámica, y muchas cosas empezaron a cambiar.
El sha ¿no era una dictadura?
Ciertamente, aunque miraba mucho a Occidente, con un afán muy marcado de modernizar el país, con todos los matices.
Sin velo…
Sólo alguna abuela por ahí en algún pueblo perdido en medio de la montaña. Pero a partir de entonces, se inició un proceso en el que las mujeres dieron un paso atrás.
¿Siempre nos debatimos entre dogmatismo y democracia?
De alguna forma sí.
Su familia era de la minoría bahai
La más numerosa en Irán. Ya habían sido perseguidos e incluso asesinados a millares, y a raíz de las protestas en septiembre del 2022, se visibilizó en el mundo entero.
Hace 40 años, ejecutaron a 10 mujeres bahais
La más joven, una cría de 16 años, por el hecho de ser una niña activa, con ganas de contribuir a su sociedad y defender los derechos, en particular el de las mujeres… Es un poco la historia de las mujeres de Irán en las últimas décadas.
¿Existen “culturas malas”?
No. Hay gente que lo hace bien y que lo hace mal, en todas partes. Mi madre era funcionaria, la expulsaron del trabajo. Mi padre tenía un negocio, se lo quemaron tres veces. Se decía a la gente que los bahai eran herejes y que quemar sus casas llevaba al paraíso terrenal.
¿Y hoy?…
Los bahais todavía no tienen derecho a la identidad. Ni a ti ni a tus hijos les hacen lo que correspondería al DNI. Como si no existieras. Es el trato al que se somete a las minorías.
Las religiones ¿pueden ser tóxicas?
En todas ellas, hay una gran diferencia entre lo que se propone y lo que se ha hecho en su nombre. En el cristianismo, ha pasado lo mismo. En su momento eran principios necesarios, pero luego existen las interpretaciones.
El feminismo ¿también tiene interpretaciones aleatorias?
Existe confusión, la comparto. Pero la incorporación laboral de las mujeres y la equiparación de derechos y oportunidades será uno de los rasgos más revolucionarios del momento histórico que nos ha tocado vivir. Han pasado unos pocos años, aún no estamos viendo la foto general.
El “Me Too” ¿lo cambió todo?
Antes protestaron muchísimas mujeres, pero eran voces individuales o pequeños grupos. Con el “MeToo”, el mundo despertamos a la necesidad de respetar los derechos, que unos no tengan que estar sometidos a otros.
El feminismo ¿se ha transformado en ideología?
Sí, pero la estamos construyendo entre todos. Y en esa construcción puede haber fallas por todas las partes, denuncias falsas, injusticias… o, por ejemplo, reducir el feminismo a cosas tan superficiales como ponerse tacones y poder ser más alta que tu pareja.
¿Estamos matando a Eros y nos quedaremos a solas con Tánatos?
Yo estoy segura que no. Porque al final, necesitamos a Eros y a Tánatos para entender nuestra realidad y explicarnos ciertas cosas. Al final, tenemos la libertad de elegir. Y ahí surge uno de los principios más revolucionarios: la responsabilidad de buscar nuestro camino, el que cada uno considere.
¿Se acaba la era de las ideologías?
Creo que sí. Porque, más que nunca, vemos que la ideología separa a las personas y que se ha polarizado demasiado. O eres muy de derechas o eres muy de izquierdas.
O muy machirulo. O muy feminazi. Y ahora le diré lo que está bien,
Tendría que estar bien para unos y también para los otros. Tengo amigos de derechas y de izquierdas, y todos son bienintencionados. Unos me explican cosas que comparto, pero otras no las comparto tanto. Con los otros, me pasa lo mismo.
Entonces, el problema es la ideología…
Y aceptar lo que nos parece mal. ¿Por qué? Como soy de los verdes. de los azules o de los amarillos, pues lo tengo que aceptar todo. Llegará el momento en que tendremos que darnos una serie de principios que puedan cubrir a todas las personas y aplicarlos.
La democracia ¿es la mejor forma de gobierno?
Todo el mundo es consciente de sus imperfecciones, pero hoy por hoy, es lo mejorcito que nos hemos dado. Si la comparamos países en los que hay dictaduras, como el mío, pues no hay color.
