Con todas las miradas puestas en ella, Esquerra Republicana no ha aclarado aún si apoyará la investidura del socialista Illa o permitirá la repetición electoral que desea Junts. En cualquier caso, la postura de los lobbys secesionistas —que jugaron un papel tan activo durante los años álgidos del procés— está clara: Illa no debe ser presidente bajo ningún concepto. Así lo ha expresado la principal organización nacionalista, la Assemblea Nacional Catalana (ANC), cuyo discurso aún se ha radicalizado más después de que el cantautor y activista Lluís Llach asumiera su presidencia: «Empieza una cuenta atrás donde el independentismo debe tener claro que no se puede ser cómplice de la represión y el expolio español que nos ahoga».
Acto seguido, ha sentenciado: «Ningún pacto con el 155 para hacer a Illa president, unidad de los partidos independentistas y la independencia como prioridad. Por su parte, Llach ha remachado en su cuenta de X: «Illa no puede ser presidente». La Asamblea Nacional Catalana es un colectivo cada vez más escorado hacia el extremismo. Recientemente, y junto a Òmnium Cultural, reclamó que los policías encausados por su actuación durante el referendum ilegal del 1 de octubre de 2017 no pudieran beneficiarse por la ley de amnistía. Días antes, la entidad avisó a Junts y ERC que no era posible ninguna «normalización» en Cataluña porque la «represión» española seguía viva.