Candidato de Vox a la presidencia de la Generalitat, secretario general del partido a nivel nacional y, desde 2021, presidente del grupo de la formación en el Parlament, Ignacio Garriga (Sant Cugat del Vallés, 1987) afronta la precampaña de las elecciones catalanas con una idea muy clara: tras 12 años de procés y varias décadas de nacionalismo y socialismo, Cataluña ha entrado en una etapa de decadencia que, sin embargo, es reversible. Para la recuperación, explica, es necesario entrar en la senda del sentido común pero sin olvidar, eso sí, que el fracaso de hoy tiene nombres y apellidos. Convencido de que separatismo y socialismo son las dos caras de una misma moneda, observa con cierta curiosidad el fenómeno de Silvia Orriols y Aliança Catalana. Sobre todo porque, con un discurso más demoledor que el de Vox sobre la inmigración, nadie ha puesto sobre la mesa los cordones sanitarios con los que, por ejemplo, se ha impedido que los diputados dirigidos por Garriga hayan tenido libertad para trabajar en en el Parlament en la última legislatura. Ignacio Garriga tiene claro que algunos se ríen de él cuando dice que no renuncia a ser presidente de la Generalitat. A estos y a los demás les recuerda: «Hace algunos años, Pere Aragonés solo tenía cinco diputados en el Parlament».
¿Esperaba este adelanto electoral en Cataluña?
La verdad es que no. No lo esperaba pero sí lo deseaba. Cada elección es una oportunidad para cambiar el rumbo de esta Cataluña que lleva demasiado tiempo en una pendiente de decadencia.
Un prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, aspira a ser presidente de la Generalitat. ¿Nos define esto como país?
No, define un momento determinado de nuestra historia donde en el poder están unos corruptos protagonizando el mayor acto de corrupción posible, que es intercambiar votos a cambio de inmunidad para delincuentes. Frente a eso hay que hacer una oposición total y absoluta, que es lo que está haciendo Vox desde el primer día.
En 2021 Vox logró lo que parecía un imposible, irrumpir en el Parlament con 11 diputados autonómicos. ¿Cuál es su balance de la legislatura?
Es muy positivo. Hemos logrado llevar al Parlament de Cataluña debates que el resto de formaciones políticas tenían silenciados. Hemos logrado que en el Parlament se hable sobre el grave problema de inseguridad que padece Cataluña. También el grave problema de la inmigración ilegal desbordado. Y hemos logrado que, de una vez por todas, se empiece a dar la guerra cultural desde dentro del Parlament. Había grandes consensos de silencio en torno a grandes temas como estos, seguridad, inmigración ilegal. Pero también sobre el fanatismo climático. No se cuestionaba, además, cierto adoctrinamiento que se producía en los colegios. Hemos roto esos consensos, que se daban desde la CUP hasta el PP, y hemos introducido una serie de temas en el debate político.
Los catalanes han visto en Vox a una formación política que no está dispuesta a seguir callada, como otros, o a no plantar cara al separatismo
Ignacio Garriga
Es curioso porque hasta los partidos constitucionalistas tradicionales habían aceptado que no se hablara de los temas que preocupan a los ciudadanos en la calle.
Efectivamente. Todos los partidos se habían mimetizado con esa política decadente que había liderado el separatismo y el socialismo. No se hablaba de cuestiones como las políticas climáticas que afectan a los agricultores y a los ganaderos. O de esas políticas en materia de ayudas sociales que ningún partido cuestionaba y nosotros hemos dicho que quizás hay que revisar cómo se dan. En cuanto a la seguridad, silenciar el problema no aporta soluciones. Hay que reconocerlo y abrir el debate. En ese sentido, creo que la gran aportación de Vox al panorama político ha sido romper el silencio en torno a grandes temas y poner los verdaderos problemas, que no tenían representación o voz en el Parlament, ya lo tienen. Nuestro mensaje para el 12 de mayo es que Vox necesita revalidar con más diputados el liderazgo de la oposición en el Parlament para así tener más fuerza y condicionar aún más los debates.
Las encuestas les auguran una pequeña bajada. ¿Qué dicen sus encuestas internas? En 2021 sus resultados sorprendieron por aquello del voto oculto, pero creo que esto ya no sucede tanto.
Evidentemente, las encuestas dicen lo que dicen y hay de todo. Nosotros tenemos encuestas que dicen que revalidamos los 11 diputados y otras que, incluso, dicen que crecemos. Yo quiero poner en valor cómo hemos ido creciendo desde 2014. Esto responde, y por eso me anticipo y digo que tendremos un gran resultado el 12 de mayo, a que los catalanes han visto en Vox a una formación política que no está dispuesta a seguir, como hacían otros, callados o a no plantar cara al separatismo, a esa industria política que han creado separatistas y socialistas. Nosotros somos una formación política que confronta a esos medios de comunicación comprados por el separatismo durante tantísimo tiempo. Vox se ha erigido como una alternativa política que en Cataluña está dispuesta a dar carpetazo a todo lo que hemos sufrido y que quiere construir la Cataluña postseparatismo. Un proyecto de esperanza y de ilusión porque los catalanes no hemos de vivir resignados a gobiernos separatistas o socialistas. De esto antes no se hablaba. Se confrontaba a medio gas. Nosotros confrontamos al 100% y ofrecemos alternativa.
Es evidente que ya nadie puede negar que la inseguridad es uno de los problemas más graves de Cataluña. ¿Por qué se ha llegado a esta situación?
El problema de la inseguridad en Cataluña nos ha llevado a una situación insostenible y que ha sido provocada por las políticas promovidas por el separatismo y el socialismo durante las últimas décadas. Si pregunta en la calle quién vive mejor hoy que hace 20 años, la respuesta es sencilla: solo viven mejor las élites separatistas y socialistas. La creciente inseguridad en las calles de Cataluña está provocada por las políticas de inmigración promovidas por el separatismo y el socialismo en las últimas décadas, aunque nadie lo quiera reconocer. A los datos me remito. Si Cataluña es hoy más insegura es porque ha llegado más inmigración ilegal. En Cataluña, el 51% de la población reclusa es extranjera, según datos de la Conselleria de Justicia. En Barcelona, ocho de cada 10 detenidos son extranjeros. Esto son datos irrefutables. Y esto es lo que dice Vox. Si nosotros logramos controlar la inmigración ilegal y modificamos las leyes para expulsar a los extranjeros que delincan en territorio nacional, Cataluña volverá a ser una región segura. Pero el separatismo y el socialismo llevan décadas negando el problema y promoviendo políticas con efecto llamada. En Cataluña, de las ayudas sociales de la renta garantizada el 40% va para extranjeros. El 50% de las viviendas de protección en un lugar como Lérida es para extranjeros. Son datos de Generalitat. Si tú creas un programa como el ACOL, que es para la contratación de la inmigración ilegal, generas un efecto llamada. Lo que nosotros decimos es que hay que acabar con las políticas de efecto llamada porque atraen a personas en situación irregular. Según los datos de la Generalitat, esto tiene un impacto directo en la seguridad. Por lo tanto, hay que acabar con estas políticas, promover deportaciones masivas y controles migratorios y establecer un concepto que no es ni racista ni excluyente, que es el de amor a los de casa, el de reivindicar que Cataluña siga siendo Cataluña y establecer el criterio de prioridad nacional en las ayudas sociales.
El separatismo y el socialismo llevan décadas negando el problema de la inmigración ilegal y promoviendo políticas con efecto llamada
Ignacio Garriga
Es curioso porque, cuando se habló de que la Generalitat pudiera gestionar el tema de la inmigración, fue Junts el que puso sobre la mesa estas cuestiones y no se reaccionó como se hace contra Vox.
Efectivamente. Ahí demuestran que ahora se han dado cuenta del problema que ellos mismos han creado. Ahora, nosotros decimos que los responsables de haber creado el problema no pueden plantear soluciones. Lo curioso es lo que usted dice. Cuando Vox en 2021 hablaba de esto, la respuesta del separatismo, de la izquierda y de los medios de comunicación era censura, insultos y ataques. Pero, cuando esto se pregunta en la calle, hay una disparidad total. Ellos pretenden tapar una realidad que ellos mismos han creado. Cuando hablan de casos aislados es para ocultar la realidad y, de manera indirecta, normalizar la violencia.
Curiosamente también ahora en este escenario surge Aliança Catalana, con Silvia Orriols a la cabeza y con un discurso mucho más fuerte que el de Vox, y el separatismo de Junts casi le hace la ola.
Ellos están jugando a ver quién es más separatista y miran más allá del 12 de mayo. Pero yo quiero trasladar un mensaje al conjunto de los catalanes: el próximo 12 de mayo tenemos una oportunidad para construir una Cataluña postseparatismo. Los catalanes se lo merecen. Hemos de acabar ya con los Puigdemont, los Aragonés y los Illa. Hemos de elegir entre un modelo como el que hemos vivido en los últimos años con una política fiscal que expolia a las clases medias o trabajar para las familias, entre servicios públicos que no funcionan o servicios públicos que sí funcionan, entre seguir viendo cada trimestre cómo las empresas se van o recuperar la Cataluña industrial. Este mismo trimestre se han ido 260 empresas, aunque el separatismo lo oculte. Hemos de elegir entre modelos. O la Cataluña que hemos conocido hasta ahora o la que merecemos y anhelan los catalanes. Volvamos a esa Cataluña de los Juegos Olímpicos, que era próspera, segura, admirada por el mundo, en la que se respetaba al que disentía del pensamiento mayoritario, una Cataluña alegre. Ahora tenemos una Cataluña decadente.
Ustedes en esta legislatura han sido víctimas del mal llamado cordón sanitario. Ahora surge Aliança Catalana y la actitud de partidos como Junts es totalmente diferente.
Yo quiero recordar que el primero que impulsó el cordón sanitario fue Salvador Illa, que es la gran estafa de Cataluña. Se presenta como alternativa cuando ha apoyado a Aragonés y comparte agenda y proyecto con el separatismo. Es curioso, y lo hemos denunciado, que se haya intentado apartar del debate político a los más de 217.000 catalanes que votaron a Vox para que fuera la primera fuerza de la oposición en el Parlament. Le recuerdo que Vox ha sido la única formación política a la que, literalmente, se le ha prohibido, por reiterado criterio de la Mesa del Parlament, el presentar ni un proyecto de ley. Ha sido una decisión absolutamente discrecional de la mesa. Han intentado silenciarnos, amordazarnos, hacernos cordón sanitario porque saben que tenemos un proyecto para Cataluña, a diferencia de Silvia Orriols o de otros partidos residuales que no tienen ningún proyecto. Son fruto de una circunstancia puntual, de un fenómeno de inmigración ilegal y de un sitio concreto, Ripoll, del que salieron los responsables del atentado del 17 de agosto de 2017. Pero, en contra de Vox, van todos, políticos y medios. Y lo hacen porque saben que tenemos la determinación absoluta de acabar con todos sus privilegios y de construir una Cataluña en la que los protagonistas sean las personas corrientes y en la que los problemas de esa gente corriente sean el centro del debate político.
Han intentado amordazarnos porque tenemos un proyecto, a diferencia de Silvia Orriols o de otros partidos residuales que no lo tienen
Ignacio Garriga
Parece que el fenómeno se ha desinflado pero, cuando Carles Puigdemont anunció que se presentaba a las elecciones, casi todo el mundo dio por hecho que las podía ganar.
Es algo que cada vez va a menos. La gente ya sabe que no es casualidad la situación de decadencia que hoy sufre Cataluña. Hay culpables y los catalanes se están dando cuenta de quiénes son. Nosotros somos los únicos que estamos señalando claramente que la situación de la Cataluña actual tiene nombres y apellidos. Y, entre otros, está el señor Puigdemont. Es decir, todo lo que ha ido pasando estos años en Cataluña, esta decadencia en todos los términos, que afecta a la libertad incluso, ha sido también gracias al PSC, al que yo he rebautizado como Partido Separatista de Cataluña. Les ha aprobado los presupuestos, les ha aprobado leyes, medidas contra la libertad… Pero, volviendo a Puigdemont, los catalanes se han dado cuenta de que es un proyecto en sí mismo y que en ningún caso es un proyecto para Cataluña. Es más, es un proyecto en contra de Cataluña. Genera tensión y decadencia. Puigdemont es uno de los principales enemigos de Cataluña y lo peor que le puede pasar a Cataluña.
Si usted gobernara, ¿qué haría para que las empresas volvieran a Cataluña?
En primer lugar, garantizar la seguridad jurídica, que hace más de 30 años se han cargado entre unos y otros. En segundo lugar, acabar con el infierno fiscal que ha creado el separatismo y el socialismo en Cataluña. Necesitamos una bajada de impuestos masiva, incluso en el tramo autonómico del IRPF. Y, sobre todo, trasladando un mensaje a las empresas y a los catalanes de que la Administración está para facilitar la actividad económica, no para confiscar el esfuerzo y el trabajo de trabajadores y empresarios. Sacando las garras del mercado laboral y de las empresas se podría generar el dinamismo económico que ha ahogado el separatismo. El egoísmo separatista es el principal enemigo de la actividad económica. El procés ha arrasado con la economía en Cataluña. Ha sido un procés de degeneración económica, social y política. Hay otra cuestión importante que es el exceso de trabas burocráticas. Ya hemos visto las quejas de la pagesía, que critica que todo son trabas y papeles. Esto hay resolverlo, hay que acabar con la burocracia para que las empresas puedan trabajar.
Hay que desalojar a los políticos del procés de las instituciones porque han generado una industria política que ha vaciado las arcas públicas
Ignacio Garriga
El procés ha paralizado la propia Administración porque la ha centrado solo en lo que le interesaba. ¿Eso es reversible?
Sí, es reversible. El separatismo y el socialismo, que son dos caras de la misma moneda y responsables de la decadencia de Cataluña, han fagocitado las instituciones. Se las han hurtado al pueblo catalán y las han instrumentalizado para sus delirios ideológicos y para su beneficio personal. El separatismo ha malversado fondos públicos porque ha preferido destinar dinero a reforzar la agenda separatista antes que a unos los servicios públicos de calidad. En Cataluña hay hoy más de 170.000 personas que esperan para ser operadas. Más de 12.000 murieron en 2023 esperando la Ley de Dependencia. En Cataluña, hay un porcentaje del 24% de población que está en riesgo de exclusión social. Y tenemos una media de 100 de espera para ser atendidos por un especialista. Todo esto son recursos que se destinan a crear embajadas, mantener más de 160 entidades público-privadas para colocar y jugar a la ruleta de la colocación de los separatistas. Hay que trasladar un mensaje claro: hay que desalojar a los políticos del procés de las instituciones porque eso ha generado una industria política que ha vaciado las arcas de los servicios públicos que merecen los catalanes. Esta es otra de las grandes propuestas que yo defiendo como candidato a la Generalitat, la de acabar con esta industria política del separatismo y reforzar y mejorar los servicios públicos.
Esta industria política de la que usted habla tiene en la lengua su punta de lanza.
Efectivamente. Han convertido algo que es de todos, incluso de los de Vox, que los que la tenemos nos sentimos orgullosos de que sea nuestra lengua materna, en un instrumento de confrontación. Una herramienta política. Les ha llevado, incluso, a protagonizar los peores escraches, como el de la familia de Canet de Mar. El separatismo es capaz de todo con tal de construir esa utopía inexistente y nacional que, en realidad, ha sido el gran engañabobos para llenarse los bolsillos de dinero y crear esta industria política. Hay que garantizar la libertad lingüística. Vox ha demostrado que es capaz de garantizarla. En los últimos 40 años, el PP ha sido incapaz de garantizar esa libertad ni en Baleares ni en Valencia. Ha tenido que llegar Vox a esos gobiernos regionales para comenzar a cambiar el rumbo. Es verdad que las políticas lingüísticas de estas comunidades ahora no son las que nos gustaría pero hemos logrado que el PP empiece a cambiar. Y eso es lo que yo aspiro a hacer en Cataluña, que si un padre quiere escolarizar a sus hijos en español lo pueda hacer. Y, por supuesto, también en catalán. Pero llevamos demasiado tiempo en Cataluña en el que se nos ha negado la libertad. Yo reivindico el derecho a vivir libre en Cataluña. En ningún sitio está escrito que estemos obligados a vivir con la imposición del catalán, con las multas lingüísticas… todo eso se puede derogar. Pero necesitamos la fuerza necesaria para hacerlo. Nosotros hemos demostrado que uno de nuestros grandes valores es la coherencia. Decimos en campaña lo mismo que hacemos cuando gobernamos.
Muchos nos preguntamos de nuevo por qué el constitucionalismo ha vuelto a perder la oportunidad de concurrir unido a las elecciones.
Porque seguramente tenemos muchas diferencias en cómo abordar la solución para que Cataluña vuelva a recuperar la libertad y la prosperidad. Nosotros jamás podríamos sentarnos en una mesa con un partido separatista, con los responsables del golpe de Estado de 2017, los responsables de llevar a Cataluña a los peores datos de educación, económicos, de seguridad, a la decadencia más absoluta. No nos sentaríamos con quienes han sido capaces de perseguir a familiares y vecinos suyos por no hablar en catalán o no rotular sus comercios en esta lengua. Vimos cómo quemaban las calles en 2019. Y esto hay otros que no lo tienen tan claro. Nosotros tenemos claro que no podemos ni dialogar ni pactar con el separatismo. Solo hay que confrontar. Y, por lo tanto, eso es un tema suficientemente nuclear como para no poder llegar a un tipo de candidatura conjunta. Además, hay temas en los que solo está Vox, como puede ser combatir la inmigración ilegal masiva y descontrolada. Solo Vox está dispuesto a acabar con esas políticas del fanatismo climático que condena a la gente del campo. Solo Vox está dispuesto a acabar con las mal llamadas políticas feministas, que cuestan mucho dinero y no acaban con la lacra de las violaciones o con la violencia contra la mujer. Hay muchas diferencias que hacen que nos presentemos por separado. No obstante, coincidimos en que hay que defender España en Cataluña. Pero las maneras en cómo afrontarlo son muy diferentes. Las encuestas, además, están demostrando que eso de que hay vasos comunicantes entre unos y otros es falso. A pesar de que las encuestas hay que mirarlas con prudencia, Vox está logrando irrumpir en unos sectores de la sociedad a los que otros no llegarían. Estamos viendo cómo estamos irrumpiendo en sectores históricos del PSC. En un momento en el que el PP parece que se recupera un poco, según las encuestas, Vox sigue creciendo.
Nosotros tenemos claro que no podemos ni dialogar ni pactar con el separatismo, solo hay que confrontar
Ignacio Garriga
Pero si usted se viera en la misma situación que Daniel Sirera (PP) en el Ayuntamiento de Barcelona, ¿apoyaría al candidato socialista para evitar un gobierno separatista?
Mire, nunca apoyaría al PSOE porque sé que apoyarlo es apoyar a un partido separatista, aunque tenga diferente color o diferentes siglas. Representa absolutamente lo mismo. Y la evidencia es precisamente el Ayuntamiento de Barcelona. Votaron a un socialista y va a acabar gobernando con separatistas. Nuestro mensaje es claro: no podemos seguir llevándonos a engaños porque uno de los principales responsables de que Cataluña hoy esté decadente y sin libertad es el PSC, que es el que ha apoyado desde hace décadas al separatismo. Basta ya de considerar al PSC como un partido constitucionalista más. El PSOE dijo que no modificaría el Código Penal, que no amnistiaría y luego han indultado, han modificado el código y han pactado la amnistía. Ahora dicen que no harán el referéndum pero, si lo necesitan, lo harán.
¿Usted da por hecho que habrá referéndum?
Yo doy por hecho que Sánchez está dispuesto a concederlo, pero el pueblo español y Vox harán todo lo que esté en su mano para impedirlo.
Si se llegara a celebrar legalmente, ¿ustedes participarían?
Vox hará todo lo que esté en su mano para evitar que se celebre. Estoy convencido de que la fuerza del pueblo español evitaría que se llevara a cabo tal traición. Y estoy seguro de que no llegaremos a ver ese momento. Pero, para ello, es importante desenmascarar al PSOE, decir que no es una alternativa y que es una cara diferente del separatismo con el que comparten plan y objetivo. Aquellos que creen aún que se puede dialogar con el separatismo hay que dejarles claro que con el separatismo ni se dialoga ni se compadrea. Al separatismo se le confronta y, cuando comete una ilegalidad, se le denuncia y se le sienta en el banquillo, como ha hecho Vox y como haremos todas las veces que haga falta.
En Baleares hemos conseguido algo histórico: mover al PP en materia lingüística, que es algo que no ha hecho en 40 años
Ignacio Garriga
¿Esto lo dice por el PP?
Efectivamente. No entendemos cómo hoy el secretario general del PP (Santi Rodríguez) decía con Gemma Nierga que estaría dispuesto a pactar con la CiU de 2011. Mire, la CiU de 2011 es la responsable de que en Cataluña no haya libertad lingüística, de que Cataluña sea un infierno fiscal, de que Cataluña sea la región de España con más inmigración ilegal, que sea la región más insegura. En definitiva, de que Cataluña sea el motor de la decadencia.
En Baleares ustedes tiene un acuerdo con el Govern de la popular Marga Prohens que ha decepcionado a entidades como Escuela de Todos o PLIS Educación. No parece que vaya a ser realidad el retorno del castellano a las aulas de las Islas.
Nosotros hemos conseguido algo histórico: mover al PP en materia lingüística. El PP no ha hecho nada en esta materia en los últimos 40 años y ha sido Vox el que ha empezado a cambiar un poco el rumbo. Es evidente que la modificación que se ha hecho en Baleares no es la que nos hubiera gustado pero hemos logrado empezar a cambiar el rumbo en materia lingüística. Si nuestros compatriotas en Baleares quieren una política lingüística efectiva que garantice de verdad la libertad lingüística, necesitamos que Vox gane con mayoría absoluta. Mientras tanto, condicionaremos al PP. No es nuestro ideal en materia lingüística pero estamos orgullosos de que hemos empezado a protagonizar ese cambio de rumbo. Cuando Vox está en los gobiernos, logramos mover al PP de esas posiciones. Y quiero sacar pecho de cómo hemos derogado leyes de memoria histórica regionales, cómo hemos bajado impuestos en muchos sitios, cómo hemos eliminado subvenciones… En Cataluña, yo no renuncio a presidir la Generalitat. Algunos se ríen pero quiero recordar que Pere Aragonés hace algunos años tenía solo cinco diputados en el Parlament. Hay que hablar de los problemas reales de los catalanes, hacerlo con contundencia y con esperanza. En eso estamos.