Como un jarro de agua fría ha caído entre las entidades constitucionalistas el proyecto del Govern balear, liderado por la popular Marga Prohens, para recuperar el bilingüismo en las aulas del archipiélago. Un proyecto que forma parte del acuerdo alcanzado con Vox al inicio de la legislatura pero que nada tiene que ver con lo que inicialmente se había planteado. Vistas las condiciones impuestas por el conseller de Educación, Antoni Vera, para lograr la igualdad entre el español y el catalán en la educación, es evidente que será muy difícil que esta se convierta en realidad.
Así lo ha denunciado Escuela de Todos, entidad que agrupa a una docena de asociaciones defensoras del bilingüismo en Cataluña y en Baleares. En un mensaje publicado en X, Escuela de Todos ha señalado que será «cuestión de suerte» que las familias del archipiélago que quieran más presencia del castellano en la educación de sus hijos puedan conseguirlo. Y es que, para ello, lo primero que tendrán que hacer será «encontrar un centro que le interese dar clases en español y enfrentarse al nacionalismo catalán pro-inmersión lingüística».
El «cinismo» del Govern balear
Más crítica se ha mostrado la asociación PLIS Educación, que integra a los profesores constitucionalistas de las Islas. Esta entidad ha acusado al Govern de «cinismo» por negarse a preguntar directamente a las familias sobre la lengua de preferencia para la educación de sus hijos.
Promesas electorales
La Asociación por la Tolerancia, por su parte, ha lamentado en la misma red la falta de ambición del Govern de Prohens en esta cuestión. «Las promesas electorales referentes a la lengua común se quedan en papel mojado», ha denunciado la asociación, «los discriminados siempre son los mismos: los hispanohablantes».
«Falta valentía»
La Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB) también ha criticado la decisión de Prohens y Vera, que parece más destinada a dificultar al máximo el retorno del castellano a las aulas que lo contrario. La entidad presidida por Ana Losada considera que es «desolador» ver cómo «falta valentía» en las formaciones que deberían defender a las familias.