Delirante es el único adjetivo que cabe para calificar la puesta en escena del anuncio de que Carles Puigdemont será el número 1 de la candidatura de Junts a las elecciones autonómicas del próximo 12 de mayo y que renuncia a liderar la lista al Parlamento europeo. Arropado por pesos pesados del partido como Laura Borràs, Jordi Turull y Xavier Trias, el líder de la posconvergencia ha dado a conocer su decisión en una rueda de prensa ofrecida en el Ayuntamiento de Elna, localidad de lo que los separatistas llaman la Catalunya Nord y que formalmente se encuentra en Francia.
Puigdemont sigue presentándose como «presidente en el exilio» y concurrirá a los comicios de mayo con la lógica pretensión de ganar y el absurdo objetivo de ser reconocido como único líder del separatismo, como si desde su fuga a finales de 2017 nadie hubiera estado al frente de la Generalitat y el no hubiera perdido dos elecciones autonómicas y su partido todas las celebradas desde 2017. Ha prometido en varias ocasiones «culminar el procés hacia la independencia» si gana las elecciones pero, a la vez, ha hablado de la necesidad de volver a lo que ha llamado «el buen gobierno y la buena Administración«.
«Fueron unos cobardes»
El ya candidato oficial de Junts ha tenido palabras para todos, desde ERC hasta el PSOE. A los primeros los ha presentado como políticos que solo aspiran a más autonomismo. Y ha recriminado a Pere Aragonés no haber hecho coincidir las elecciones de mayo con las europeas, que se celebrarán el 9 de junio. Además, se ha mofado de ERC por los resultados de la mesa de diálogo acordada con el PSOE en 2020. De los segundos, ha destacado el que ha llamado «acuerdo de Bruselas», que parte de la base de que tanto Junts como los socialistas «comparten un mismo relato en torno a las razones que nos han llevado hasta aquí».
Sobre la ley de amnistía, ha dicho que comportará «la reversión de un error gravísimo» del PP y del PSOE, el de «delegar en la policía y la judicatura lo que era responsabilidad política». «Fueron unos cobardes, creyeron que los jueces eran más valientes que los políticos», ha añadido, «y esto es lo que la ley de amnistía corrige».