ANÁLISIS / Es falso que la deuda pública esté disminuyendo

Nuestra conducta tiene consecuencias: haber gastado tanto nos obliga a apretarnos mucho el cinturón

Vista de la fachada del Banco de España.

El pasado 16 de febrero el Banco de España comunicó a cuánto asciende la Deuda pública española a 31 de diciembre de 2023. El dato es estratosférico: 1,575 billones de euros. Es el 107,7% del PIB de 2023.

A 31 de diciembre de 2022 la Deuda pública estaba en 1,503 billones. Es el 111,6% del PIB de 2022.

EL GOBIERNO DICE QUE LA DEUDA PÚBLICA ESTÁ DISMINUYENDO

En todos sus mensajes económicos el Gobierno presume de que, gracias a su política, la Deuda pública está disminuyendo.

Esto es cierto si nos fijamos en los porcentajes que la Deuda representa respecto al PIB. En 2022 ese porcentaje era el 111,6%. En 2023 ese porcentaje ha sido el 107,7%. Así pues, la Deuda, medida en porcentaje sobre el PIB, ha disminuido en 3,9 puntos porcentuales.

Pero si nos fijamos en los valores absolutos, lo cierto es que la Deuda pública no está disminuyendo. Está aumentando. Y está aumentando muchísimo. Desde lo que debíamos al final de 2022 (1,503 billones) hasta lo que debemos a final de 2023 (1,575 billones) hay un incremento de 72.000 millones. Para entenderlo mejor: hay un incremento de 197 millones diarios. Sin comentarios.

¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD? 

La medición según porcentajes del PIB es útil para comparar la posición relativa de los países. En este ranking, Italia y Grecia aparecen como países endeudados por encima de lo tolerable. Francia, España y Portugal son países excesivamente endeudados. Alemania y Holanda son países con un nivel de deuda correcto.

Pero la medición por valores absolutos es imprescindible para juzgar en cada país la política económica del Gobierno y para prever el coste que supone a futuro el pago de los intereses y la reducción de la deuda.

Por eso, mostrar la evolución de la Deuda según porcentajes del PIB y no mostrar su evolución en valores absolutos es tanto como ocultar la mitad más importante de la cuestión

LA POLÍTICA ECONÓMICA DEL GOBIERNO HA ESTADO BASADA EN EL INCREMENTO BRUTAL DE LA DEUDA

A final de junio de 2018, cuando Pedro Sánchez asume la Presidencia del Gobierno, la Deuda pública española ascendía a 1,166 billones de euros. 

A final de diciembre de 2023, dicha cifra es 1,575 billones.

Así pues, en 5 años y medio, la Deuda pública española ha aumentado en 409.000 millones. Para entenderlo mejor: ha aumentado en 204 millones diarios.

Todo el mundo entiende que la pandemia y la guerra de Ucrania han obligado a tomar medidas excepcionales. El Gobierno tuvo que aplicarse al sostenimiento de la economía, y para eso se endeudó todo lo que hizo falta. Lo han tenido que hacer todos los países. 

Pero la cuestión es que, en 2023, ya fuera de la pandemia y con la inflación más encauzada, el Gobierno ha continuado haciendo exactamente lo mismo. Las cifras son reveladoras: la media diaria de incremento de la Deuda en los cinco años y medio de Pedro Sánchez es 204 millones. La media diaria del año 2023 es 197 millones. Se mantiene la velocidad de crucero.

Parece evidente que este Gobierno sólo sabe funcionar endeudándose a todo trapo. Desde luego no tiene mucho mérito gobernar así. Cualquiera vale para contratar muchos más empleados públicos; para subir las pensiones con el IPC (el 8,5% en 2023); para revalorizar muy por encima del IPC las pensiones no contributivas, las mínimas y el ingreso mínimo vital; para bonificar con 20 céntimos cada litro de combustible; para dejar por los suelos la fiscalidad de la electricidad; para bonificar el transporte… Y parece que no les preocupan mucho las consecuencias.

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE ESTE SOBRE-ENDEUDAMIENTO?

Mantener una economía dopada con la Deuda no es inocuo. Tiene consecuencias graves.

1.La primera de ellas es la pérdida de oportunidades en el sector privado. El Gobierno ha dedicado todos sus esfuerzos a reforzar el sector público. El incremento en el número de empleados públicos es buena prueba de ello: entre enero de 2019 y enero de 2023 el número de empleados públicos aumenta en 389.000 efectivos, hasta llega a los 2.967.000 (datos del Boletín Estadístico de Personal). Eso supone el 30% del incremento total de afiliados a la SS en el mismo período. También es buena prueba de ello la forma en que se están gestionando los Fondos Next Generation: la mayor parte va al sector público. Y, sin que sepamos por qué, los directores generales de este tema salen corriendo. 

De este modo, el tremendo aumento de la Deuda se ha destinado a gasto puramente consuntivo: más gastos de personal, más pensiones, menos recaudación fiscal y más subvenciones no empresariales. Nada que ver con el fomento de la economía productiva y de la actividad empresarial, que es donde se genera el empleo real. Hay una gravísima falta de empatía entre el Gobierno y los empresarios. 

2.La segunda consecuencia es el aumento de la factura por los intereses. Sostener esta montaña de Deuda nos obliga a pagar anualmente una buena cantidad. En 2022, año en que se inició la subida de tipos, el pago por intereses ascendió a 32.000 millones. Este coste irá subiendo en los próximos años. La AIRef prevé que en 2026 el coste por intereses será el 2,9% del PIB, lo que nos sitúa en el entorno de los 50.000 millones. Ese coste, añadido al inevitable aumento de los gastos en defensa, castigará los gastos sociales (pensiones, sanidad y educación). Hay que explicar esto a la gente.

3.Tercera consecuencia: las nuevas reglas fiscales de Bruselas nos obligan a reducir la Deuda hacia el objetivo del 60% del PIB. No nos obligan a reducir los valores absolutos; eso es imposible pues tendríamos que liquidar muchos presupuestos con superávit. Nos obligan a reducir el valor relativo. ¿Y cómo se consigue eso? La única manera: que el PIB nominal (crecimiento real + inflación) suba muy por encima del incremento de la Deuda. Y durante muchos años (la inflación ayuda). Eso nos obliga a reducir el déficit por debajo del 1,5% del PIB. Dura tarea. Para cualquier gobierno.

Un dato: suponiendo que el crecimiento nominal del PIB sea de un 4% y que el crecimiento de la Deuda sea de un 1,5% (el mismo que el déficit), no cumpliremos el objetivo del 60% hasta el año 2047. 

CONCLUSIÓN

Como no puede ser de otra manera, nuestra conducta tiene consecuencias: haber gastado tanto nos obliga a apretarnos mucho el cinturón en los próximos años Y haberlo gastado en cosas improductivas nos deja en una situación de inferioridad económica lamentable. 

¿Qué hacer? Como mínimo, el Gobierno debería sentarse con el PP, empresarios y sindicatos y acordar una hoja de ruta para gestionar este nuevo escenario. Sería otro mundo (que no verán nuestros ojos).

Jesús Santidrian
Jesús Santidrian
Inspector de hacienda jubilado

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