Las prestigiosas universidades de élite estadounidenses de la denominada Ivy league, Harvard, MIT y UPNN, afrontan denuncias por las políticas despiertas de admisión y el antisemitismo. La polémica, que ha llegado al Congreso, ya ha provocado la dimisión de la rectora de la Universidad de Pensilvania, Liz Magill.
Ahora el ojo del huracán está sobre Harvard. El detonante han sido las declaraciones de su presidenta Claudine Gay negándose a considerar como contrarias al Código Ético las llamadas a la destrucción del Estado de Israel presentes en las manifestaciones en el Campus –del río al mar, apelaciones a la Intifada-, que han sido consideradas como apología del genocidio por sus detractores, y por no considerar la situación como de acoso a los estudiantes judíos. La matización de sus palabras y su apelación a la libertad de expresión ante la Comisión del Congreso no ha convencido a los congresistas republicanos, muy mayoritariamente proisraelís, ni a parte de los demócratas, divididos entre quienes apoyan la respuesta de Israel a la matanza del 7 de octubre y los que se alinean con el bando palestino.
Denuncias por plagio
El tema se ha enquistado cuando la Junta de la Universidad la ha ratificado en el cargo, a pesar de existir contra ella hasta seis denuncias por plagio. Esta situación ha llevado a la crítica de la doble vara de medir de la Universidad, muy dura con los estudiantes en este tema y muy benevolente con la rectora, según los críticos.
Llueve sobre mojado ya que el Tribunal Supremo, en base a la 14 enmienda de la Constitución que establece la igualdad de todas las personas nacidas en EE.UU, ha declarado ilegal la política de admisiones basada en las preferencias raciales. Sostiene la sentencia que las admisiones han de basarse en las experiencias de los ciudadanos como individuos, los desafíos superados, las lecciones aprendidas o las habilidades desarrolladas.
Todo ello ha llevado a una caída de la solicitud de admisiones, del 17,5 % respecto a 2022 en el conjunto de la Ivy League, y al rechazo a cursar sus estudios en esa Universidad de alumnos admitidos, algo sin precedentes. También algunos empleadores han manifestado que dejarán de reclutar alumnos en Harvard por considerarlos demasiado despiertos o demasiados pasivos ante esa ideología.
PD. poco después de publicarse este artículo la rectora de Harvard Claudine Gay ha dimitido