Parece que el gobierno se siente acorralado y ha decidido ir directamente a la confrontación con Israel y el poder judicial. Hoy Sánchez se ha reafirmado en sus críticas a Israel y ha declarado que «condenar la matanza en Gaza es cuestión de humanidad». En una aparente posición salomónica, ha calificado a Hamás de grupo terrorista y ha defendido un alto el fuego definitivo que, en la práctica, equivale a mantener el poder del grupo terrorista y, por tanto, hacer viable en el futuro un nuevo ataque como el del día 7 de octubre, algo que los israelíes no están dispuestos a permitir y que pone a Sánchez inequívocamente del lado de Hamás, que se lo ha agradecido.
Paralelamente el ministro Oscar Puente ha declarado que el lawfare existe en España sin duda. Negarlo es un gesto de cinismo. Lo ha comprado con las meigas » uno puede o no creer en ellas pero haberlas haylas».
Esta ofensiva se interpreta como un intento de romper el cerco al que se siente sometido el nuevo ejecutivo mediante una contraofensiva en temas en que considera que tiene el apoyo de la opinión pública , caso de la condena de Israel, o le permiten garantizar el apoyo de los independentistas, en la denuncia a supuestos casos de lawfare.
La radicalización de Sánchez va a perdurar hasta , por lo menos, las elecciones europeas del mes de junio de 2024.