La amnistía a los autores del procés no es el único punto controvertido del acuerdo entre socialistas y separatistas para investir a Sánchez. Tal y como relata El Español, ayer, ERC registró en el Congreso una propuesta para crear una comisión sobre el presunto espionaje con el software Pegasus. En ella, acusan al Ministerio de Exteriores de «espiar» y «actuar ilegalmente» contra las delegaciones de la Generalitat en el extranjero, una suerte de embajadas oficiosas de Cataluña. Y esa etapa corresponde con la que estuvo al frente del ministerio el socialista Josep Borrell, bestia negra del nacionalismo catalán.
Lo cierto es que Borrell se ha convertido en una figura incómoda para los socialistas tras sus pactos con los nacionalistas, a los que Borrell ha cuestionado reiteradamente a lo largo de su trayectoria. Así, tras pactarse la amnistía, el alto representante de la UE para Política Exterior y Seguridad no dudo en afirmar que veía con «serias preocupaciones» la medida de gracia. «Todos los que me conocen en España y saben mi trayectoria personal y política previa pueden imaginar lo que pienso», sentenció. Sin embargo, una semana más tarde, reculó: «Las amnistías se hacen con este objetivo: históricamente son el punto final de una fase de conflicto que trata de hacer borrón y cuenta nueva. Todas las amnistías tienen este objetivo. Naturalmente, esta también lo tiene»