La Fiscalía de Barcelona ha pedido este jueves una pena de nueve años de prisión para el futbolista Dani Alves, acusado de la presunta violación de una joven en un reservado de la discoteca Sutton, en la zona alta de Barcelona. Los hechos se produjeron a finales de diciembre de 2022 y Alves permanece en prisión provisional desde finales de enero de este año. La Fiscalía, además, pide una indemnización de 150.000 euros para la víctima, que ya fueron depositados por Alves ante el juzgado y que, además, es la misma cantidad que reclama la joven. Pide también 10 años de libertad vigilada.
En el auto de procesamiento de Alves, la jueza que instruye la causa considera que existen «indicios racionales» de que el exfutbolista del Barça bailó con la víctima y dos de sus amigas en Sutton. Durante ese baile, Alves habría cogido la mano de la joven depositándola en sus genitales en un par de ocasiones. Ella retiró la mano. Posteriormente, el brasileño la llamó desde la puerta de la suite del reservado, en cuya entrada hay un pequeño lavabo. La joven accedió al interior obligada por Alves, que, primero le levantó el vestido y la obligó a sentarse sobre él y, después, la tiró al suelo de forma violenta, por lo que la víctima se produjo una herida en la pierna. El brasileño intentó que ella le hiciera una felación y, al no conseguirlo, la abofeteó en varias ocasiones y la penetró «de forma violenta».
Sobre estos hechos Alves ha ofrecido cuatro versiones diferentes. Primero dijo que no conocía de nada a la víctima. Tiempo después y ya en prisión aseguró que había coincidido con ella en el baño. En su tercera versión, Alves afirmó que ella le había practicado una felación de forma consentida y no fue hasta la cuarta en la que el astro brasileño reconoció que había mantenido relaciones sexuales completas con ella. Alves explicó que había mentido en sus declaraciones con el objetivo de proteger su matrimonio con la modelo Joana Sanz quien el día que sucedieron los hechos se encontraba cuidando a su madre en Canarias.