Muy lejos quedan ya aquellos años en los que el separatismo lograba invadir cada 11 de septiembre Barcelona para exigir la independencia bajo la batuta cívica de la ANC y de Òmnium Cultural y la política de ERC y Junts. Eran los tiempos en los que pregonaban a los cuatro vientos asistencias de más de un millón de personas que, en realidad, no llegaban superaban en poco a las 700.000. Y aun siendo aquella una cifra extraordinaria, no era suficiente para vender al mundo que Cataluña era completamente independentista.
Muchos esperaban que en esta ocasión la Diada fuera multitudinaria, considerando el extraordinario momento que vive el líder de Junts, el fugado Carles Puigdemont, ahora que el socialista Pedro Sánchez necesita sus votos para mantenerse en La Moncloa. Pero la realidad ha sido muy diferente. Y es que aunque la ANC ha asegurado que el número de asistentes ha sido de 800.000, lo que supondrían 100.000 que en 2022, la Guardia Urbana de Barcelona ha rebajado la cifra hasta los 115.000 (150.000 el año pasado). Los números de la Urbana parecen más ajustados a la realidad a la vista de las imágenes emitidas por TV3, en un programa en el que los mismos periodistas han comentado que había tramos de la manifestación en los que se podía caminar sin ningún problema debido a la escasa presencia de gente.