El fugado Carles Puigdemont ha pasado de la casi irrelevancia al protagonismo extremo en muy poco tiempo. Antes de las elecciones generales de julio, el expresidente apenas generaba ya movimiento entre los separatistas, atrincherado en Waterloo y lamentando la imposibilidad, en aquellos momentos, de controlar el Govern de Pere Aragonés a través del Consell de la República. Pero la endiablada situación surgida de las urnas ha llevado a Puigdemont a la primera fila de la política y este lunes no ha dudado en equipararse a Pau Casals, en el 50 aniversario de su fallecimiento y con la Universitat Catalana d’Estiu como escenario, a cinco kilómetros de la frontera francesa con España.
Puigdemont ha pronunciado un discurso sobre Casals, destacando su defensa del catalán y su histórico discurso ante la ONU en 1971. Y no contento con ello no ha dudado en equipararse al compositor, que falleció hace cinco décadas el 22 de octubre de 1973 en San Juan de Puerto Rico. Así, Puigdemont ha asegurado que Casals no hizo nada pensando en él mismo «ni buscando ninguna salida personal«. «Tenemos el deber de continuar haciendo lo mismo», ha añadido, «por el país, por la lengua y por su gente«.
Con este mensaje, Puigdemont parece querer calmar a aquellos separatistas que consideran que no debe dar ningún tipo de apoyo al PSOE para que Pedro Sánchez se mantenga al frente de La Moncloa. Independentistas que no han visto precisamente con buenos ojos que Junts votara a favor de la socialista Francina Armengol como presidenta del Congreso, a pesar del conocido catalanismo radical de la mallorquina.