El victimismo lingüístico es una constante del nacionalismo catalán. Así, a pesar de que en la Educación en Cataluña esté proscrito el castellano como lengua vehicular y que la Administración sea monolingüe en catalán, el separatismo sigue denunciando que España no es respetuosa con las lenguas cooficiales. Y ahora, después de que el Ejecutivo de Sánchez vaya a permitir que se hable catalán en el Congreso e impulsar que también sea posible en la Eurocámara, el ala dura sigue instalada en el mismo discurso.
Así, la reacción de Òmnium Cultural a los recientes gestos del Ejecutivo con el catalán ha sido la siguiente: «Formamos parte de un Estado donde se valora como una excepción velar por un derecho fundamental como hablar en catalán en todas partes. Tribunales de un Estado que siguen dictando sentencias contra nuestra lengua en las escuelas». Y concluyen: «Desde la sociedad civil continuaremos trabajando en todos los frentes para defender el catalán».