En este segundo artículo previo a las elecciones del 23-J voy a ocuparme de uno de los logros más destacados por Sánchez y su equipo económico en esta legislatura: la creación de empleo. La economía va como una moto y el empleo aumenta sin cesar, esta es la música que suena por los altavoces de La Moncloa y llega a los hogares a través de los medios de comunicación. Pero hay que ver qué dice la letra. En este artículo vamos a repasar las distintas fuentes disponibles para valorar el avance logrado en materia de empleo desde enero de 2019, momento a partir del cual los gobiernos presididos por Sánchez contaron con apoyos suficientes en Las Cortes para desarrollar una política presupuestaria propia, ya que lo ocurrido en el segundo semestre de 2018 y el convulso 2019, estuvo condicionado por los Presupuestos Generales del Estado (PGE) aprobados en vísperas de la moción de censura que lo aupó a La Moncloa el de 1 junio de 2018, prorrogados por falta de apoyos parlamentarios en 2019.
La evolución del empleo en España
Los dos indicadores más utilizados para valorar la evolución del empleo en el mercado laboral son el número de ocupados que proporciona la Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el INE cada trimestre y la cifra de afiliados que facilita mensualmente el registro de la Tesorería General de la Seguridad Social (SS). La primera es una encuesta muy completa que el INE viene elaborando desde hace décadas, mientras que la segunda fuente es un mero registro que indica cuántos trabajadores han cotizado en algún momento del mes de referencia a la SS. En adición, disponemos de las cifras de personas empleadas, puestos de trabajo, puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo y horas trabajadas que publica la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) junto con el PIB al término de cada trimestre.
Las cifras de la EPA se obtienen con una muestra renovada parcialmente cada trimestre de 60.000 hogares aproximadamente y cubre una población de aproximadamente 180.000 personas. Los ocupados en la EPA incluyen todas las personas que trabajaron en la semana de referencia en que se realiza la encuesta del trimestre con independencia del tipo de contrato (completo o parcial) y duración (indefinido o temporal). La afiliación mensual media a la SS es una media del número de afiliados diarios en el mes de referencia e incluye además de las personas que están efectivamente trabajando y cotizando a los parados que perciben una prestación contributiva. Para compararlas con las cifras de la EPA, he calculado la cifra media de afiliados en los tres meses del trimestre de referencia. Todas las cifras se expresan en miles.
El Gráfico 1 muestra la evolución de ambas variables desde 1995 a 2023. Como puede observarse las dos series alcanzaron picos relativos importantes en torno al segundo semestre de 2007 y primer semestre de 2008, antes de iniciarse la Gran Recesión en el cuarto trimestre de 2008 y la crisis financiera que sacudió la economía española entre 2009 y 2013. La caída fue muy severa con pérdidas de ocupación (línea roja) y afiliados (línea azul) que superaron holgadamente los 3 millones. Durante la recuperación que se inició a finales de 2013, las dos líneas se aproximaron y volvió a cerrase la brecha entre la cifra de ocupados y la cifra de afiliados que siempre discurre por debajo de la primera.
Gráfico 1. Ocupados EPA y afiliados a la SS 1995-2023
En el Gráfico 2 se ha añadido a la información en el Gráfico 1, el número de personas empleadas (línea verde) según la CNTR elaborada por el INE. La línea discurre por encima de la línea de ocupados EPA (línea roja) que a su vez va por encima de la de afiliados (línea azul). Se observa que, en los últimos trimestres, la línea verde se ha separado visiblemente de la línea roja de afiliados a la SS, indicando que las revisiones al alza de la estimación del PIB en la CNTR en 2022, a las que me referí en el artículo de la semana pasada “Presumir de lo que no se debe”, se han dejado notar también en las cifras de empleo.
Gráfico 2. Ocupados EPA, Empleados CNTR y Afiliados a la SS 1995-2023
Cuadro 1. Ocupados EPA, Empleados CNTR y Afiliados a la SS varios trimestres
(Todas las cifras excepto la última columna en miles)
El dicho de que una imagen vale más que mil palabras no resulta convincente cuando la comparación se realiza con un cuadro numérico. El Cuadro 1 presenta información puntual sobre la evolución de los indicadores del empleo en la economía española desde el primer trimestre de 2002 (2002T1) hasta el primer trimestre de 2023 (2023T1). Como puede observarse, según todos los indicadores el empleo aumentó entre el cuarto trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2023 tanto en términos absolutos (penúltima columna, 2019T4 a 2023T1) como relativos (última columna, En %). Los aumentos registrados en el número de personas empleadas según la CNTR, 465.400, fue similar al de ocupados EPA, 485.900, y ambos muy inferiores al aumento de las cifras de afiliados 818.200, una discrepancia quizá achacable a una afloración de la economía sumergida. En todo caso, las tasas de crecimiento acumulado en tres años y un trimestre son modestas 2,77 % para ocupados EPA, 2,27 % para personas empleadas CNTR y 4,24 % para afiliados a la SS.
Cierto que en 2020 se produjo una fuerte caída del PIB y el empleo a causa primero del confinamiento domiciliario y después de la desastrosa desescalada, pero los datos son los que son y no justifican el autobombo gubernamental. Hay además otros factores que arrojan sombras preocupantes sobre los resultados del período. Según la CNTR, el número de puestos de trabajo (segunda fila, Puestos de trabajo CNTR) aumentó en 165.800, una cifra muy inferior al de personas empleadas, 485.900, según la misma fuente. Y lo que resulta incluso más preocupante, el número de horas trabajadas (última fila, Horas trabajadas CNTR) disminuyó en 45.218.300 horas entre el cuarto trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2021.
Si el PIB, como vimos la semana pasada, no había recuperado todavía su nivel prepandemia el primer trimestre de 2023 y las horas trabajadas se han reducido 0,52 % desde el cuarto trimestre de 2019, el aumento del PIB por hora trabajada sería aproximadamente el mismo que la disminución del número de horas 0,52 % (última columna del Cuadro 1), pero el PIB por persona empleada, con cualquiera de los índices de empleo, Personas empleadas CNTR, Ocupados EPA y Afiliados a la SS, habría caído 2,27 %, 2,43 %, y 4,24 %, respectivamente. En pocas palabras, el producto por hora trabajada creció en torno a 0,52 % en 10 trimestres y el producto por empleado disminuyó considerablemente con cualquiera de los indicadores de empleo.
Añadamos a la caída de productividad que sugieren las cifras de la evolución del PIB y el empleo, las fuertes subidas de precios y salarios y la conclusión es que la competitividad de la economía española perdió considerable terreno durante la legislatura recién terminada. Ya me referí a este asunto en mi artículo de la semana pasada en el que llamé la atención sobre los bajos puestos que ocupa la economía española en los ranking de competitividad (36 sobre 63) y eficiencia gubernamental (51 sobre 63).
Hay otro aspecto importante a tener en cuenta al valorar los magros avances en el nivel de empleo durante los últimos años, a saber, el aumento del empleo público. Según la EPA de los 485.900 puestos de trabajo creados entre el cuarto trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2023, 270.600 se crearon en el sector público y 215.300 en el privado. Quiere esto decir que de cada 100 ocupados adicionales 55,7 engrosaron el sector público y 44,3 el privado. Como los recursos para financiar el empleo en el sector público provienen necesariamente del privado, podría decirse que el valor de la producción de cada uno de los ocupados añadidos al sector privado ha tenido que soportar su propio empleo y cerca de 1,3 ocupados en el sector público. El asunto parece no preocupar nada a Montero, ministra de Hacienda y Función Pública, quien el 11 de julio anunció, sin ningún pudor, la aprobación mayor oferta pública de empleo público (39.573 plazas) en plena campaña electoral.
Las cifras que proporciona el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones sugieren que el aumento del empleo público ha sido incluso mayor que el de la EPA. Las cifras medias de afiliación entre diciembre de 2019 y marzo de 2023 aumentaron en 313.274,19 de los que 225.513,87 afiliados corresponden a las Comunidades Autónomas (CC. AA.), 51.231,24 al Estado y 36.439,08 a las Corporaciones Locales (CC. LL.). Para estas series disponemos de datos hasta junio de 2023 y lo que indican es que el empleo público ha sumado 38.370,30 personas desde marzo, a junio, 23.055,93 en las CC. AA., 12.252,08 en el Estado y 3.062,74 en las CC. LL. Echen ustedes cuenta del empleo privado que hace falta crear para sostener el aumento del empleo en el sector público.
Un poquito de seriedad
Resultaría injusto no tener en cuenta la difícil situación que los gobiernos de Sánchez tuvieron que afrontar al inicio de la pandemia en el primer trimestre de 2020, pero al igual que ya vimos al analizar la evolución del PIB, los resultados alcanzados en el ámbito del empleo no son precisamente para sacar pecho y alardear de que el Gobierno tiene a Nadia y la oposición nada, porque carece de ideas. En fin, los logros de Nadia Calviño al frente de la cartera de Asuntos Económicos (sobre sus logros en la segunda área de su competencia, Economía Digital, prefiero abstenerme de opinar), a pesar del impulso recibido gracias a los generosos recursos provenientes del fondo Nueva Generación UE, no son precisamente para tirar cohetes. Se ha creado muy poco empleo desde finales de 2019, y la mayoría en el sector público, cuya ineficiencia no ayuda a mejorar la competitividad y la generación de empleo en el sector privado, máxime cuando para sostenerlo hay que aumentar los impuestos soportados por el sector privado o engrosar la deuda pública.