La injerencia de Rusia en el procés y, sobre todo, en su momento culmen, el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, está acreditada. El propio Parlamento europeo confirmó en 2019 esta intervención en la Comisión Inge, al constatar que Cataluña fue uno de los territorios de la UE en los que Rusia intentó actuar para desestabilizar a la unión. Esta intervención podría haber tenido mucho que ver con el Grupo Wagner, propiedad del oligarca ruso Yevgeny Prigozhin y que este fin de semana ha protagonizado un esperpéntico episodio contra Vladimir Putin.
Fue el portal de investigación Bellingcat el situó al conocido como «chef de Putin» en el centro de la injerencia rusa en Cataluña. Bellingcat es un prestigioso grupo de investigación que, por ejemplo, logró identificar a los supuestos responsables del envenenamiento del opositor ruso Alekséi Navalni. Un trabajo por el que recibieron el European Press Prize Investigative Reporting Award. En lo que a Cataluña se refiere, su director, Christo Grozev, quien aseguró en 2021 en una entrevista con EFE que Yevgeny Prigozhin, dueño del Grupo Wagner, junto con la inteligencia militar rusa (GRU) habrían intervenido en el procés con el único objetivo de desestabilizar a la UE. «¿Dónde hay focos de separatismo? ¿En Cataluña? Pues vayamos allí», indicó también el responsable de Bellingcat en la misma entrevista, «no es lo que se pueda conseguir de forma práctica sino la oportunidad de disrupción«, sostiene.
A principios de este mes de junio, el Parlamento europeo aprobó precisamente un informe en el que solicita que se investigue a fondo la relación entre Rusia y los separatistas catalanes. Además de pedir al propio Gobierno español que investigue esta posible relación, la Eurocámara propone que sea el Centro Europeo de Excelencia para la Lucha Contra las Amenazas Híbridas, ubicado en Helsinki, el que lleve a cabo el análisis del caso concreto de Cataluña.