Según los datos de los últimos años, la economía catalana no se ha recuperado de la tensión secesionista. Se crean menos sociedades (22.838 en Madrid y 18.977 en Cataluña), las empresas se siguen yendo a otras autonomías —siendo la comunidad madrileña la gran beneficiada— y Cataluña solo obtiene el 8% de la inversión extranjera frente a Madrid, que logra el 68%. No en vano, según el economista Ferran Brunet, los costes del proceso separatista habrían supuesto un coste del 4,6% del PIB catalán.
Pese a ello, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha presumido durante la inauguración del Congreso Nacional del Trabajo de la bonanza económica catalana basándose en que «Cataluña lidera de forma sistemática la creación de empleo» y en que los últimos datos de afiliación de la Seguridad Social «son los mejores en un mes de marzo de los último quince años». «Son cifras históricas, récord, que nos dicen que en términos de empleo estamos avanzando en la buena dirección», ha sostenido. Por último, ha señalado que a pesar de la «pandemia, la guerra de Ucrania y la Inflación» Cataluña debe ser optimista porque «se están haciendo las cosas bien»