En el imaginario nacionalista, la zona del Rosellón en el sur de Francia es un territorio que forma parte de los Países Catalanes, a la que se refieren como Cataluña Norte. En los últimos tiempos, la ultraderecha triunfa electoralemente en estas lides —desde 2020, por ejemplo, el alcalde de Perpiñán es Louis Aliot, de la ultraderechista Agrupación Nacional—. Así las cosas, la entidad separatista Òmnium Cultural ha inaugurado una nueva sede en la ciudad para plantar cara al «avance de la extrema derecha» con la lengua y la cultura catalana.
Así lo ha explicado el presidente de Òmnium Xavier Antich, que ha considerado que «estrechar los vínculos entre territorios de habla catalana es una responsabilidad cultural, pero sobre todo es una responsabilidad cívica». Y es que, en su opinión, la difusión del catalán y la cohesión social en torno a la cultura catalana constituyen un antídoto contra la expansión de la derecha autoritaria. El acto, celebrado ayer sábado, contó con la presencia, entre otros, del presidente de la sede, Guillem Dalmau; el exconseller fugado Lluís Puig y el senador francés Jean Sol.