En Cataluña se acumulan los despropósitos. Hace unos días se hace público un estudio, muy cuestionado, de la UB que señalaría que en marzo de 2019 ya había rastros de SARS-COV2 en las aguas residuales. Un poco de prudencia y máxima certeza antes de hacer público un estudio que ya ha sido aprovechado por los chinos para señalar a Barcelona como origen de la enfermedad. Todavía presente el estigma de la ‘gripe española’ de 1918, jugamos a que se bautice esta como la gripe catalana.
Paralelamente y tras fallos de gestión evidentes, se detecta un brote en el Segrià y en medio de la lucha entre ERC y JxCat por la hegemonía electoral se declara el confinamiento con el efecto negativo que ello conlleva especialmente para la recuperación del turismo en toda Cataluña y España. La medida, impuesta por Torra, parece más destinada a señalar la gestión de ERC, la prensa independentista afín a Waterloo se ha cebado especialmente con los republicanos y con la imagen de Cataluña como epicentro de los nuevos contagios en toda España, que a contener el brote. Los efectos reales de un ‘confinamiento parcial’ permitiendo los desplazamientos por trabajo, no son ni mucho menos evidentes. Además falta información transparente sobre la gravedad de los positivos detectados y su evolución médica. La alarma ha sido tremenda y podría haberse evitado con un aislamiento y seguimiento de los positivos. Tampoco tenemos información de en que medida hay más test y, consecuentemente, se descubren nuevos casos.
Uno acaba por preguntarse si todo es producto de la incompetencia o también interviene una estrategia de tierra quemada
Por si fuera poco el alarmismo, se nos anuncia que a partir de mañana será obligatoria la mascarilla aún con distancia de seguridad ¿En la Playa? ¿Hay razones médicas suficientes para una medida que vuelve a señalar a Cataluña, o se trata de una sobre reacción de políticos incompetentes?
No soy amigo de las teorías conspiranoicas pero a la vista de declaraciones como las de Comín, alentando a la confrontación, del nerviosismo de Puigdemont y su entorno por las encuestas que les mantienen muy alejados de ERC, uno acaba por preguntarse si todo es producto de la incompetencia o también interviene una estrategia de tierra quemada, inspirada en el revolucionario ‘cuanto peor mejor’.
Sea como sea mal pintan las cosas en nuestra tierra.