Se acaban de publicar los beneficios obtenidos por los Bancos españoles en 2022. Y mucha gente pone el grito en el cielo diciendo que son lo nunca visto. Pero, nadie se detiene en el estudio de los números en España y antes de la pandemia. Para poder comparar. ¿Hay realmente beneficios extraordinarios en España? Desde luego, el Gobierno entendió que sí y eso es lo que, a su juicio, justifica el impuesto extraordinario, que les va a exigir en los años 2023 y 2024 sobre las cifras de 2022 y 2023.
Asombrosamente, el impuesto aprobado no tiene nada que ver con los beneficios, ni ordinarios ni extraordinarios. El impuesto grava al 4,8% el importe neto de intereses y comisiones obtenido en España. O sea, recae sobre la facturación neta, no sobre los beneficios. De este modo, un Banco en pérdidas tendría que pagar el impuesto. Increíble.
El primer pago a cuenta del Impuesto del ejercicio 2022 debe hacerse ya, en los 20 primeros días naturales de este mes de febrero, y su importe asciende al 50% de la cuota total. El otro 50% se pagará en septiembre de 2023, después de aprobadas las cuentas.
Con un poco de retraso, este viernes 3, el Ministerio de Hacienda ha publicado en el BOE los modelos de declaración.
¿Qué es un beneficio extraordinario?
Lo primero que debemos preguntarnos es qué se entiende por beneficios extraordinarios. Aquí se puede divagar lo que se quiera. Por eso, podemos aceptar lo que entiende la Unión Europea en su propuesta de Impuesto sobre los beneficios extraordinarios de petroleras y gasistas.
A juicio de la UE, son beneficios extraordinarios en 2022 los que superen el 120% de la media de los beneficios obtenidos en los años 2019, 2020 y 2021. Y la UE propone gravar esos beneficios al tipo del 33%.
Hay que observar que, con este criterio, es fácil que haya beneficios extraordinarios en 2022 pues 2020, primer año de la pandemia, fue catastrófico y 2021, segundo año de la pandemia, fue un año de recuperación, a veces incompleta.
De todos modos, vamos a aplicar ese criterio a los dos Bancos más importantes, Santander y BBVA. No incluímos a Caixabank pues su beneficio de 2022, 3.145 M, es un 40% inferior al del 2021, por efecto de la fusión con Bankia. Pese a todo, Caixabank será el pagano nº 1 del nuevo impuesto: unos 400 M por el 2022.
Banco Santander
En el año 2022 Banco Santander ha obtenido un beneficio mundial de 9.605 M, un 18% más que en 2021. No está mal. Pero debemos fijarnos en el beneficio en España.
El beneficio en España en el año 2022 ha sido 1.560 M, un 16% del mundial.
Sigamos el criterio UE. En el trienio anterior el beneficio en España fue: en 2019, 1.585 M; en 2020, 517 M (tremendo batacazo por la pandemia); en 2021, 957 M (recuperación incompleta). La media es 1.020 M. El 120% de esa cantidad es 1.224 M.
De este modo, el beneficio extraordinario de 2022 es 1.560 – 1.224 = 336 M. Modesta cantidad que, gravada al 33% propuesto por la UE, arroja una cuota a pagar de 111 M.
Se estima que, con el impuesto de Pedro Sánchez, que no tiene nada que ver con los beneficios, saldrán unos 300 millones. El triple.
¿Cómo puede calificarse de extraordinario un beneficio de 1.560 M en 2022 cuando en 2019 el beneficio fue 1.585 M y en 2018 fue de 1.555 M? Lo del 2022 es repetir el beneficio de los años normales. Si sale algo aplicando el criterio de la UE, es porque se computan años muy malos como el 2020.
BBVA
En el año 2022 BBVA ha obtenido un beneficio mundial de 6.420 M, un 38% más que en 2021. Está muy bien, pero debemos fijarnos en el beneficio obtenido en España.
El beneficio en España en el año 2022 ha sido 1.678 M, un 26% del mundial.
Sigamos el criterio UE. En el trienio anterior el beneficio en España fue: en 2019, 1.382 M; en 2020, 652 M (tremendo batacazo por la pandemia); en 2021, 1.581 M (recuperación total). La media es 1.205 M. El 120% de esa cantidad es 1.446 M. De este modo, el beneficio extraordinario de 2022 es 1.678 – 1.446 = 232 M. Modesta cantidad que, gravada al 33% propuesto por la UE, arroja una cuota a pagar de 77 M.
Se estima que con el Impuesto de Pedro Sánchez, que no tiene nada que ver con los beneficios, saldrán a pagar unos 225 millones. El triple.
¿Cómo puede calificarse de extraordinario un beneficio de 1.678 M en 2022 cuando en 2019 el beneficio fue 1.386 M y en 2018 fue 1.322 M? Lo del 2022 es un 24% más que la media de los años normales, cosa que parece natural cuatro años después. Si sale otra cosa aplicando el criterio UE es porque se computan años muy malos como el 2020.
Conclusiones
1.En España los Bancos no han obtenido beneficios extraordinarios en 2022. Lo que hay es recuperación de los beneficios pre-pandemia. La subida de los tipos de interés no ha mejorado sustancialmente la cuenta de resultados. Lo que sí la ha mejorado son las menores dotaciones para insolvencias.
2.El Gobierno sabía que no recaudaría nada por la vía de los beneficios extraordinarios porque no existen o, en el mejor de los casos, son modestísimos. Por eso, la milonga de los grandes beneficios, tras la subida de los tipos de interés, se utiliza sólo como anzuelo publicitario para impresionar. A la hora de la verdad, grava la facturación.
3.Es evidente que la verdadera razón de ser del impuesto no son los beneficios de los Bancos. Tampoco es lo que se pueda recaudar. Esto da igual. También da igual que los tribunales lo tumben. Lo que les importa es el impacto electoral a corto plazo sobre los votantes sencillos: transmitirles el mensaje de que el Gobierno está a su favor, y en contra de las grandes empresas y los ricos. Lo que pase al final será después de las elecciones.
Para el PP no es fácil oponerse a este impuesto, y menos ahora cuando las cuotas de los préstamos hipotecarios están disparadas. Los Bancos tienen mala prensa (desde siempre) y nadie se atreve a defenderlos. Pero son esenciales para la economía y es bueno que ganen dinero. Aunque mucha gente no lo entiende. Y ese sentir popular es lo que el Presidente aprovecha para atizar su táctica populista. No debería hacerlo.
4.El impuesto tiene muchas pegas económicas, denunciadas por el Banco Central Europeo. Sobre todo, reduce la capacidad de conceder crédito, lo que perjudica el crecimiento.
5.También tiene muchas pegas jurídicas. No se entiende que queden fuera los Bancos que facturen menos de 800 millones. Colisiona frontalmente con el IVA. No se entiende que una ley publicada en el BOE el 28 de diciembre de 2022 grave lo facturado desde el 1 de enero de 2022. Por eso, todos los Bancos recurrirán hasta el Tribunal Constitucional y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Enfangados en pleitos durante años.
6.Pero lo peor de todo es que este impuesto, junto con el de las energéticas, el de las grandes fortunas y otras medidas de corte parecido, representa la nueva forma de entender la política del Presidente Sánchez. Ahora está empeñado en implantar la dialéctica de los buenos (el Gobierno de coalición progresista que defiende a las clases medias trabajadoras) contra los malos (el PP que defiende a los ricos y a las grandes empresas que se forran a costa de los humildes). Se trata de arañar votos, aunque eso suponga romper los puentes con los empresarios, imposibilitar el pacto de rentas, y ahuyentar a inversores y creadores de empleo. Es dudoso que así se consigan votos; la gente no es tan simple. Y esa dialéctica no nos conviene en absoluto. Y nadie actúa así en los países a los que queremos parecernos.
Mantener el Estado del Bienestar (pensiones, sanidad, educación…) exige recaudar muchos impuestos y muchas cotizaciones sociales. Y para eso necesitamos que existan muchas empresas fuertes, que ganen mucho dinero, contraten mucha gente y paguen buenos sueldos. Esto no se puede hacer si no hay empresarios liderando el tema. Y no se puede hacer tratándoles como enemigos.
Al que no le gusten empresas y empresarios así, es que está en contra del Estado del Bienestar.
