El procés está plagado de momentos «históricos» que, al menos en Twitter, han provocado algo más que carcajadas. Inolvidable fue el día en el que los separatistas catalanes decidieron que era una fantástica idea colocar en un monte grandes pancartas amarillas pidiendo ayuda al entonces presidente de EEUU, Barack Obama. Decían que los satélites de la NASA fotografiarían las pancartas y se las harían llegar al norteamericano, quien, conmovido por la supuesta injusticia del sometimiento del pueblo catalán, correría a liberarlos de la pérfida España. Inolvidable fue también la hazaña de enviar un muñeco a la estratosfera con la correspondiente estelada. Por no hablar del día en el que algunos decidieron que pintar todo un pueblo de color amarillo era un acto revolucionario digno de pasar a la historia o que plantarse en macetas los convertía en sufridos héroes. Los ultras de la CUP fueron un paso más allá al convocar un acto para romper huevos de forma multitudinaria como manera de reivindicar su derecho a la independencia. Y son los cupaires, más en concreto ellas, los que hoy vuelven a estar en el ojo del huracán tuitero gracias al policía nacional que, infiltrado en movimientos radicales catalanes, ha conseguido que el constitucionalismo lleve varios días riendo a carcajada limpia.
El agente, que se hacía pasar por un independentista radical de origen mallorquín y llamado Dani, engatusó a todos en los círculos ultraseparatistas del extrarradio barcelonés. Musculado y con cresta, sus pendientes, tatuajes y las camisetas con leyendas antifascistas no solo le permitieron infiltrarse en estos círculos sino que, además, le facilitaron enamorar a, al menos, ocho cupaires que cayeron rendidas a sus encantos y que ahora le han denunciado por presuntos abusos sexuales. Y es que, como ha dicho una de sus abogadas, nunca hubieran mantenido relaciones «sexoafectivas» con él de saber cuál era su profesión real.
El asunto lleva varios días acumulando miles de mensajes en Twitter. Y este jueves el infiltrado es ya conocido como Rabocop, el nuevo héroe del constitucionalismo no solo en Cataluña sino en toda España. La troleada del agente español al separatismo, dicen, bien merece una medalla. Y al menos así lo consideran las casi 2.500 personas que ya han firmado una petición en este sentido en la plataforma Change.org.