España ocupa el puesto número 47 de libertad electoral entre los países analizados por la Fundación para el Avance de la Libertad. El número 1 de la lista desde 2020 lo ostenta Finlandia, seguida de Islandia, Irlanda, Suiza, Dinamarca y Eslovenia. Este Índice Mundial de Libertad Electoral (IMLE) se realiza bajo la dirección de José Antonio Peña-Ramos, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada y, a diferencia de otros, recoge «el grado de libertad real del que disfrutan los electores, tanto en su condición de votantes (sufragio activo) como en la de participantes en proceso electoral (sufragio pasivo)», según ha indicado la fundación en un comunicado.
España, ha explicado la entidad, «mantiene una discreta posición de alta libertad electoral». En la misma situación se encuentran otros países como Alemania, Estados Unidos o Bélgica. Países que, según la Fundación para el Avance de la Libertad, pueden experimentar una «mejora técnica de sus sistemas electorales». «En el caso español», se añade en el comunicado, «el gran lastre es la fuerte barrera de entrada a la participación mediante duras exigencias que reducen el desempeño de nuestro país en el apartado de sufragio pasivo».
Por debajo de España se encuentran en el IMLE Alemania, Argentina, México, Grecia, Hungría, Bolivia, Venezuela y Rusia. Según los autores del listado, «por debajo de la consideración de aceptable libertad electoral» se encuentran «democracias muy deficientes o directamente simuladas», como Cuba o Corea del Norte, cuyos sistemas califican de «claramente irreales«.