Tras pactar con Pedro Sánchez la supresión de la sedición, la rebaja de la malversación o el incumpliento del 25% de castellano escolar en Cataluña, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, acrecentó aún más las exigencias al Ejecutivo proponiendo en su mensaje de Navidad un acuerdo de claridad a la canadiense que sentara las bases para un próximo referéndum secesionista. Sin embargo, el presidente del Gobierno aclaró ayer que éste no cabe en la Constitución y que en modo alguno tendrá lugar. «Podrán reclamar lo que quieran, pero no se podrá producir», aseguró durante la rueda de prensa de balance del año.
Y es que, según Sánchez, se trata de un asunto que forma parte de los «debates del pasado» y que «va en contra de los tiempos». En este sentido, recordó que los «catalanes apuestan por la convivencia, por vivir juntos», y que la secesión de un territorio no encaja en ninguna constitución europea. Por último, y con respecto a la mesa de negociación entablada con el separatismo, juzgó que ha sido útil para el «reencuentro», pero no esclareció si se producirán nuevas reuniones tal y como pide la Generalitat.