Tal y como sucede cada 6 de diciembre desde el inicio del procés, un grupo de separatistas radicales han quemado este martes en Barcelona banderas de España y ejemplares de la Constitución con motivo del aniversario de la proclamación de la Carta Magna. La quema ha sucedido mientras otros separatistas se manifestaban, convocados por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), contra la ampliación del delito de desórdenes públicos.
La ANC ha calificado de «éxito» la protesta, a la que ha asegurado que han asistido unas 10.000 personas. Cifra un tanto irreal puesto que en la Plaça de Sant Jaume caben poco más de 2.000. No obstante, y al margen del habitual baile de números, la ANC ha asegurado en un comunicado que la protesta ha sido un éxito «en una fecha que marcaba la imposición de una constitución ajena y ahora también la amenaza de la represión agravada contra los movimientos de base y, sobre todo, el movimiento independentista».
No más pactos con el Estado
En la misma nota la ANC ha indicado que la entidad exige al Govern de Pere Aragonés que «pare los pactos con un Estado que solo aumenta la represión contra el movimiento independentista». Además de la ANC, han participado en la protesta representantes de la Coordinadora de l’Advocacia de Catalunya, Meridiana Resisteix, CDR y las Plataformes Antirrepressives de Barcelona i Ponent.
La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, ha asegurado que partidos como ERC y el PSOE han «vendido un falso diálogo» en lo referente a la derogación del delito de sedición. «La letra pequeña era una jugada más del Gobierno español hacia la represión», ha afirmado Feliu, que en esta ocasión ha visto cómo su aliado natural, Òmnium Cultural se descolgaba de la convocatoria acusando a la ANC de fomentar la división entre los separatistas. Feliu ha insistido en que la ampliación del delito de desórdenes públicos afectará especialmente a las protestas independentistas y ha exigido a las formaciones catalanas en el Congreso y el Senado que no apoye los acuerdos entre republicanos y socialistas.