Carles Puigdemont disfruta de sus últimas horas como eurodiputado. La Junta Electoral Central (JEC) ha resuelto de forma unánime que el expresidente de la Generalitat, así como sus compatriotas Clara Ponsatí, Toni Comín y Jordi Solé no gozan de la credencial de eurodiputados porque no cumplimentaron el trámite de acatamiento de la Constitución en el Congreso de los Diputados.
La resolución de la JEC, adoptada por unanimidad de sus miembros, trae causa de la petición realizada por la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, para que aclararan el motivo de la discordancia entre los 59 candidatos electos que pertenecerían a España tras las elecciones europeas de mayo de 2019 y las 55 credenciales que obran en poder de la eurocámara.
Según fuentes del organismo, la resolución indicaría que los cuatro miembros electos en las elecciones europeas no habrían cumplimentado los trámites necesarios para la emisión de sus credenciales, invitándoles a que se presenten en Madrid para el acatamiento de la Constitución.
En este escenario no únicamente peligra la condición de eurodiputado del expresidente Carles Puigdemont y de sus allegados sino, también, la protección de la inmunidad parlamentaria.
¿Qué pasaría con la inmunidad parlamentaria?
La inmunidad parlamentaria de Carles Puigdemont y los otros tres miembros afectados por la decisión de la JEC podría correr mejor suerte que su condición de eurodiputados.
Y es que según la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en el asunto relativo a la inmunidad de Oriol Junqueras (C-502/19) «debe considerarse que una persona que ha sido oficialmente proclamada electa al Parlamento Europeo ha adquirido, por ese hecho y desde ese momento, la condición de miembro de dicha institución, (…), y goza, en este concepto, de la inmunidad prevista en el párrafo segundo del mismo artículo».
Parece que los políticos soberanistas continuarán protegidos bajo el paraguas de la inmunidad aun cuando no puedan ejercer como eurodiputados en representación de los intereses de sus electores ante el Parlamento Europeo
Parece lógico que los dirigentes independentistas no pierdan la inmunidad parlamentaria que les confiere haber sido elegidos como candidatos electos en las elecciones europeas de mayo de 2019. Eso, no obstante, no les convierte de forma automática en acreedores de las credenciales de eurodiputados dado que, según la JEC, deben acatar la Constitución de forma presencial; algo realmente difícil dada su situación personal con la justicia española.
Por lo tanto, parece que los políticos soberanistas continuarán protegidos bajo el paraguas de la inmunidad aun cuando no puedan ejercer como eurodiputados en representación de los intereses de sus electores ante el Parlamento Europeo.
El veto inicial a la Eurocámara y la decisión de David Sassoli
El expresidente de la Eurocámara, el recientemente fallecido David Sassoli, protagonizó una de las primeras escenas convulsas del conflicto soberanista en la Unión Europea.
Lo hizo tras prohibir a Carles Puigdemont y Toni Comín su entrada en la Eurocámara como consecuencia de la euroorden emitida contra ellos por el magistrado instructor Pablo Llarena que los reclamaba por delitos de malversación y sedición.
No obstante, con posterioridad a la sentencia sobre la inmunidad de Oriol Junqueras, el expresidente Sassoli levantó el veto inicial dado que el TJUE reconoció que la condición de eurodiputado se adquiría con la simple elección en las urnas.
Carles Puigdemont y los demás dirigentes soberanistas recibieron su acta provisional de eurodiputados, que les fue retirada y nuevamente devuelta por el TJUE de forma cautelar tras la detención del expresidente en Cerdeña.
Finalmente parece que el proceso de obtención del acta de eurodiputado sin acudir a Madrid se complica cada vez más. El Parlamento Europeo, por medio de su presidencia, no les ha reconocido la condición de eurodiputados al no constar en la lista definitiva remitida por la JEC el 17 de junio de 2019.
Por su lado, el TGUE desestimó el recurso formulado por Puigdemont y Comín contra su veto inicial al indicar que no era competente para pronunciarse sobre los mecanismos de obtención de la condición de eurodiputados de cada estado miembro.
Puigdemont disfruta de sus últimas horas como eurodiputado del Parlamento Europeo. A no ser que, en un hipotético e improbable caso, esté estudiando la posibilidad de acudir a Madrid para recoger su credencial bajo el paraguas de la inmunidad parlamentaria que, en principio, debería impedir su detención.