El IPC interanual a 30 de septiembre (adelantado) se ha quedado en el 9%. Bastante menos que el 10,5% de 31 de agosto. Es una buena noticia. Pero la inflación sigue siendo muy alta y es probable que 2022 termine en un 8%. Todo el mundo sabe que, en un impuesto a tipos progresivos como el IRPF, una inflación así produce un efecto perverso: el tipo progresivo castiga injustamente rentas puramente monetarias, no reales. Esto hay que corregirlo deflactando los tramos del IRPF. Deflactar el IRPF no es hacerle un favor a la gente. Es evitarle un estacazo injusto.
LAS AUTONOMÍAS ESTÁN ENTENDIENDO ESTO
El primero en entender esto ha sido el País Vasco. Las tres Haciendas Forales, que tienen competencia sobre el 100% del IRPF, deflactan los tramos del IRPF 2022 en un 5,5%. Y además conceden a las rentas inferiores a 35.000 euros una deducción especial anti-inflación de 200 euros. Total: 250 millones para el bolsillo de los contribuyentes vascos. Y estas medidas se toman con el apoyo del Partido Socialista.
Varias autonomías han seguido este mismo camino, aunque sólo tienen competencias sobre su escala autonómica, es decir, sobre la mitad del IRPF.
Madrid deflacta la escala autonómica del IRPF 2022, en todos sus tramos, en un 4,1%. El mínimo personal y familiar también se actualiza en ese 4,1%.
Andalucía deflacta los tres primeros tramos de la escala autonómica del IRPF 2022 (hasta 35.200 euros) en un 4,3%. Y actualiza el mínimo personal y familiar en el mismo porcentaje.
Murcia deflacta la escala autonómica del IRPF 2022 en un 4,1%.
Galicia deflacta la escala autonómica del IRPF 2022 un 4,1% para rentas inferiores a 35.000 euros.
Y no se trata sólo de autonomías del PNV o del PP. Para sorpresa de Moncloa, la Comunidad Valenciana sigue un camino parecido. No deflacta en sentido estricto, pero rebaja el tipo aplicable en la escala autonómica del IRPF 2022 a las rentas inferiores a 60.000 euros. Y las deducciones autonómicas se incrementan en un 10%. Todo eso supone un ahorro de 149 millones para los valencianos.
Y TAMBIÉN ESTÁN REBAJANDO PATRIMONIO
Junto con la deflactación del IRPF, algunas autonomías han decidido rebajar el Impuesto de Patrimonio. La más importante es Andalucía, que, siguiendo el ejemplo de Madrid, ha decidido bonificar en un 100% la cuota de Patrimonio con efectos desde 2022. Murcia también confirma la misma bonificación. Y Galicia decide bonificar el 50%.
El Gobierno reacciona con una rabieta
El Gobierno se ha tomado la supresión de Patrimonio en Andalucía como un exceso intolerable del PP. Es muy poco dinero (93 millones), pero políticamente cree que no lo puede aguantar. Y las rebajas fiscales de Ximo Puig son otro sapo a tragar, encima de su mismo partido. Se ha quedado sin argumentos para no rebajar el IRPF, y se ha visto forzado a tener un gesto. Así, ha reaccionado con un paquete fiscal de palo y zanahoria. Palo para los ricos con el nuevo Impuesto sobre las Grandes Fortunas, y zanahoria para los pobres con rebajas en el IRPF. Veamos.
EL IMPUESTO A LAS GRANDES FORTUNAS (IGF)
El IGF es un Impuesto especial sobre el Patrimonio: grava los patrimonios netos de las personas físicas que superen los 3 millones de euros. Es un Impuesto estatal, de aplicación en toda España (salvo País Vasco y Navarra). Coexistirá con el Impuesto de Patrimonio de las Autonomías que lo tengan. Y lo pagado por Patrimonio en la Autonomía será deducible de lo que haya que pagar por el IGF en el Estado. Si no se ha pagado nada por Patrimonio, no se podrá deducir nada. De este modo, el IGF es un estacazo pensado para Madrid y Andalucía.
El IGF es un impuesto temporal, aplicable en los ejercicios 2023 y 2024. Pero si siguen al mando, lo prorrogarán. El primer pago deberá efectuarse en junio de 2024, seis meses después de las elecciones generales de diciembre de 2023. Veremos qué pasa al final.
El tipo de gravamen será:
*para el tramo de patrimonio entre 3 y 5 millones, el 1,7% (suponemos que los 3 primeros millones también tributan);
*para el tramo entre 5 y 10 millones, el 2,1%;
*por encima de 10 millones, el 3,5%.
Hacienda estima 23.000 contribuyentes y una recaudación de 1.500 millones.
Suponemos que en el IGF, al igual que en Patrimonio, estarán exentas las empresas individuales y las participaciones en entidades (empresa familiar). Suponemos también que se aplicará, al igual que en Patrimonio, el escudo fiscal, de modo que la cuota a pagar por IRPF, Patrimonio e IGF no supere el 60% de la base de IRPF (y ya esto es demasiado).
Por ejemplo: un contribuyente catalán con un patrimonio neto de 8 millones de euros tendrá una cuota por IGF 2023 de 148.000 euros. Por Patrimonio paga a la Generalitat 133.407. Deberá pagar al Estado por IGF la diferencia, 14.593 euros. Si es un contribuyente madrileño tendrá que pagar al Estado por IGF los 148.000 euros. No tiene nada que deducir pues no ha pagado nada. Para éste va dedicado el estacazo.
Lo del escudo fiscal es un tema sustancial. Si la base de IRPF 2023 de este contribuyente es, por ejemplo, 100.000 euros, la cantidad máxima a pagar entre IRPF, Patrimonio e IGF es 60.000 euros. Hay que reducir muchísimo la cuota a pagar por IGF y Patrimonio. A ver cómo regulan este tema del escudo fiscal en el IGF pues aquí se roza la confiscatoriedad.
Las rebajas en el IRPF
Junto al palo para los ricos está la zanahoria para los pobres. La zanahoria más importante es el aumento de la reducción especial por rendimientos del trabajo (artículo 20 de la Ley) a aplicar en el IRPF 2023, a declarar en 2024. Hasta ahora, hay una reducción especial para los rendimientos netos del trabajo inferiores a 16.825 euros. Este importe equivale a unos rendimientos brutos de unos 18.000 euros (no se cuentan aquí los 2.000 euros de reducción general). Pues bien, en el IRPF 2023 se elevan esos 18.000 hasta los 21.000 euros brutos. Es un regalito, entre 400 y 500 euros de media, para todos los contribuyentes con rendimientos brutos del trabajo entre 18.000 y 21.000 euros. Supone 1.881 millones de menor recaudación.
HAY OTROS PALOS MENOS IMPORTANTES: 1) Para las sociedades que tributan en consolidación se limita al 50% la base negativa de las filiales a compensar. Esto es un mero diferimiento: se podrá compensar el otro 50% más adelante. 2) El tipo de la base del ahorro del IRPF (dividendos y plusvalías) sube uno o dos puntos para bases superiores a 200.000 ó 300.000 euros.
Nuestros comentarios
1.Tras la supresión de Patrimonio en Andalucía y las rebajas en el IRPF valenciano, el Gobierno ha reaccionado con una rabieta. Improvisada, carente de seriedad y de puro postureo político. La verdad es que el coste recaudatorio de las deflactaciones autonómicas y de las bonificaciones en Patrimonio son muy poco relevantes. No es para tomárselo así. Y hay margen de sobra gracias al gran incremento recaudatorio que tenemos en IRPF e IVA.
Tampoco son relevantes las cifras de la rabieta fiscal del Gobierno, aunque nos tememos que el IGF traiga malas consecuencias para la economía, muy superiores a los 1.500 millones que esperan recaudar. Es muy poco dinero y llegará (si llega) en junio de 2024. Pero, desde ya, por su mero anuncio, puede traer esas malas consecuencias.
Lamentablemente, el objetivo principal es político: seguir alimentando la dialéctica populista de ricos contra pobres. Es una pena que el Gobierno se deje llevar por estos derroteros. Con esta actitud, está generando un clima de inseguridad entre inversores y empresarios. Mal asunto, con la que está cayendo.
2.Todas las críticas que merece el Impuesto de Patrimonio valen para el Impuesto a las Grandes Fortunas. Son antiguallas fuera de época. Recordemos que este tipo de impuestos no existen en ningún país de la UE. Y somos 27. Y, lo que es más grave: se ha suprimido en los países en que existió. Es el caso de Austria, Dinamarca, Alemania, Holanda, Finlandia, Luxemburgo, Suecia y Francia. Por algo será. No nos conviene que España sea el único país de la UE que mantiene esta antigualla. Y es que hay que gravar lo que se gana, no lo que se tiene. Porque lo que se tiene es lo que queda después de haber pagado impuestos por lo ganado.
El IGF supone además una invasión de las competencias asumidas hace muchos años por las Autonomías. Y hay que decir que éstas son unas competencias irrisorias. Reducirlas es un sarcasmo. Pues bien, el IGF ataca esas pobres competencias y re-centraliza el Impuesto de Patrimonio. Es un retroceso grave en la construcción del Estado de las Autonomías.
3.El aumento de la reducción especial por rendimientos del trabajo no tiene nada que ver con la deflactación. Sólo afecta a contribuyentes con rendimientos brutos del trabajo entre 18.000 y 21.000 euros. El 20% de los declarantes, unos 4 millones. ¿Qué pasa con todos los demás? ¿No les afecta la inflación? ¿No son clases medias trabajadoras? Deflactar no es rebajar el IRPF. Es no subirlo. El Gobierno se queda muy corto en este tema. Y además la rebaja se aplica al IRPF del 2023. ¿Por qué no rebajan ya el 2022? ¿Por qué no hacen para todos lo mismo que han aprobado los socialistas en el País Vasco: deflactar todos los tramos un 5,5% y dar una deducción de 200 euros a las rentas inferiores a 30.000 euros, todo en el 2022?
4.El Gobierno tiene que dejar de hacer política tercermundista con los impuestos. El momento es muy malo y lo que hace falta es centrarse en luchar contra la inflación y favorecer la inversión y la creación de empleo. Para eso, hay que cambiar de chip. Recuperar la sintonía con los empresarios. Acordar cuanto antes un Pacto de Rentas. Infundir confianza, dentro y fuera. Olvidar la ridícula dialéctica populista de ricos contra pobres. Y gestionar mejor los Fondos Europeos. Para empezar.