Los boicots promovidos por el separatismo contra las empresas que perciben poco afines a sus objetivos políticos son usuales. Lo que ya no es tan usual es que uno de esos boicots sea alentado directamente desde el Gobierno nacionalista. Es lo que ha ocurrido con la conocida empresa de material deportivo Decathlon, que ha sido víctima de una tentativa de boicot por parte de la secretaria general de Universidades, Esther Morales. Tal y como ha explicado ella misma en redes sociales, el motivo por el que ha llamado a perjudicar a dicho comercio es que en uno de sus establecimientos se negaron a imprimirle una imagen de una bandera estelada.
«Que sepáis que se han negado a imprimir esta foto en una camiseta y ni os podéis imaginar el trato y la mala educación», ha denunciado en su cuenta de Twitter Morales, acompañando el texto de una imagen de un estelada de color negro. «¡No volveré!», ha agregado a modo de colofón. Más tarde, en respuesta a preguntas de usuarios secesionistas indignados, Morales ha precisado que el motido aducido por los dependientes de la tienda para no efectuar el estampado era que se trataba de una «imagen ideológica». También aclaró que el local en el que tuvieron lugar los hechos fue el Decathlon de Sant Pere de Ribes.
No ha sido la primera vez, no obstante, que una figura destacada del secesionismo alienta un boicot por motivos ideológicos. Recordemos, que, hace una década, el actor Toni Albà llamó a boicotear una obra de la actriz Carmen Machi por haber firmado ésta un manifiesto a favor del federalismo y contra la causa nacionalista. Y, más recientemente, una pareja de artistas secesionistas y un diputado de ERC llamaron al boicot del musical Cantando bajo la lluvia, de Àngel Llatzer, por representarse en castellano. También en el terreno teatral, un periodista de El Nacional llamó a a no asistir al espectáculo La Tienda de los horrores, de José Corbacho, debido a que el actor se había mostrado crítico con el procés.