La apuesta por la negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez —lo que implica abogar por la secesión de forma gradual en lugar de inmediata— por parte de Esquerra Republicana ha abierto una brecha con sus socios de Junts per Catalunya y los lobbies separatistas como la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Esta fractura se exhibió más que nunca ayer durante la celebración del Día Grande del secesionismo, la Diada, a la que significativamente Pere Aragonès no acudió al señalar que la ANC la había convocado «contra los partido y no contra el Estado». Pero el momento que evidenció con más claridad la fractura del nacionalismo fue que se llegase a prender fuego a una imagen del presidente de la Generalitat, como en pasadas ediciones se había hecho con políticos constitucionalistas.
En imágenes que circulan por la red, se aprecia como una multitud prende fuego a una gran fotografía de Aragonès en la que aparece junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. A continuación, los asistentes rompen a aplaudir. Los hechos tuvieron lugar en el Paseo de Lluis Companys con la calle Comerç.
«Los líderes separatistas llevan años normalizando y fomentando la quema de fotos del Rey y de «políticos españoles». Ahora el monstruo que llevan años alimentando les señala y amenaza también a ellos, que no saben dónde meterse ante la espiral de odio que ellos mismos han creado», ha resumido en su cuenta de Twitter el diputado de Ciudadanos Nacho Martín Blanco.