La tensión entre ERC y Junts ha hecho saltar por los aires la unidad del independentismo catalán de cara al próximo 11 de septiembre. Y la posconvergencia, tras constatar el destrozo, ha publicado un manifiesto en el que, sorprendentemente, reivindica la unión bajo la senyera, una enseña que el separatismo catalán descartó hace años, sustituyéndola por la estelada. Todo ello tras conseguir que ERC, con Oriol Junqueras y Pere Aragonés a la cabeza, haya decidido no participar en la manifestación separatista de la Diada después de recibir un furibundo ataque por parte de sus principales organizadores, los integrantes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC).
En esta proclama, Junts convierte la guerra con ERC en «necesarias diferencias» que, asegura, son parte de «una sociedad rica y diversa». Y, a la vez, apela a la unidad bajo el «deseo de libertad colectiva y de independencia». Por si esto no fuera suficiente, los posconvergentes, dirigidos hoy por el indultado Jordi Turull y la imputada Laura Borràs, intentan tocar la fibra sensible de los republicanos apelando a la necesidad de preguntarse en qué ha quedado el pomposamente llamado Primer d’Octubre.
¿Qué se ha hecho desde octubre de 2017?
«Cada Onze de Setembre», aseguran en su manifiesto, «nos interroga y nos pregunta sobre el mandato de aquel referéndum y en este 2022 desde Junts per Catalunya mantenemos y reafirmamos que la vía hacia la nación libre e independiente que soñaron nuestros abuelos y que merecen nuestros hijos es la vía del encuentro y el entendimiento del independentismo para hacer volar sobre nuestras diferencias las razones de la libertad, de la unidad y de la determinación política».
La manifestación del 11 de septiembre ha ido perdiendo participantes en sus últimas ediciones. En la de 2020, debido a la pandemia, los números fueron muy bajos. Pero en 2021, cuando ya la situación estaba controlada, la ANC, Òmnium Cultural y la AMI solo lograron convocar a poco más de 100.000 personas en una protesta que, en sus inicios, llegó a citar a casi 800.000. Es evidente que el rechazo de ERC a participar en la edición de 2022 puede poner en una situación muy difícil al separatismo radical de Junts en lo que a la calle se refiere. Y puede que aquello de els carrers seran sempre nostres, pase a la historia el próximo domingo. De ahí que la posconvergencia busque ahora formas de convencer a los republicanos de la necesidad de volver a tomar el centro de Barcelona para exhibir músculo ante el constitucionalismo y, sobre todo, ante el Gobierno central: «Hacemos un llamamiento a hacer más presente y real que nunca la Cataluña de y para todas las personas que convivimos».
