Los críticos con el nacionalismo lingüístico de la Escola Catalana —sistema que veta el castellano como lengua vehicular desde hace décadas— vienen advirtiendo desde hace mucho que, a su juicio, el objetivo de este modelo es sustituir el castellano por el catalán como lengua de uso exclusivo de los catalanes. Esto es, no fomentar el bilingüismo sino el monolingüismo. Sin ir más lejos, recientemente el conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, admitió sin embozo en una entrevista en TV3 que «en Cataluña tenemos que vivir en catalán, querer en catalán y relacionarnos en catalán».
Esta pretensión ha quedado hoy de nuevo al descubierto. Quien lo ha hecho ha sido el ex presidente de la Generalitat y fugado de la Justicia, Carles Puigdemont, que en su cuenta de Twitter ha compartido un ramillete de máximas del religioso y filólogo Modest Prats. Una de ellas, rezaba sin ambages que «si la intención de la normalización lingüística es llegar a ser bilingües, no seremos nunca un país normal».
Puigdemont no ha querido dejar dudas sobre su adhesión a las tesis defendidas por Modest. Así, además de compartir las mencionadas reflexiones —catorce en total—, aclaraba: «Modest tenía razón. En muchas cosas, pero sobre todo en temas de lengua. Su razonamiento es un cuchillo afilado»