No es fácil encontrar un ayuntamiento abierto en sábado, y menos en agosto; pero en la bonita localidad de Folgueroles (2.300 hab.), cercana a Vic, tres sujetos, con máscaras y chubasqueros blancos, consiguieron entrar, y subir a un balcón para colgar una pancarta y decir unas palabras. Así lo cuenta el Nacional el mismo día 27: Folgueroles se ha proclamado nuevo municipio “liberado” de la República Catalana.
Los medios de comunicación suelen poner el nombre de una población como sujeto de acciones que protagoniza el gobierno municipal y que de ninguna manera se pueden imputar a sus habitantes: «Barcelona impone una multa de…», «Barcelona prohíbe fumar en todas sus playas», «Barcelona recurre a la Generalitat para paralizar un nuevo hotel de lujo», «Barcelona declara la emergencia climática»… Pero en este caso la manipulación es mayor al no haber ni siquiera una declaración del consistorio que justifique el mensaje de la pancarta: «Ajuntament alliberat».
Hay que preguntarse cómo entraron los tres individuos que aparecieron en el balcón, si se introdujeron por su cuenta, subrepticiamente o forzando la entrada, o bien si les dejaron entrar, con lo que habría habido una complicidad local, que es lo más probable. En cualquiera de los casos convendría una explicación.
Independencia para decidirlo todo
Relata el Nacional: «En esta acción de desobediencia civil» —aunque más bien parecía un acto de las fiestas patronales, que precisamente empiezan el próximo sábado— «han participado casi un centenar de manifestantes independentistas, que se han desplazado hasta la localidad.» Es de suponer que algunos folguerolenses habría, aunque tal como está redactado da la impresión de que eran todos venían de fuera.
«Han erigido un paso fronterizo (… ) han usado la moneda propia de la República: el cat (…) han quemado banderas españolas como protesta por la represión del Estado», todo ello en una jornada que ha transcurrido con total placidez. Actividades simbólicas aparte, ha habido «una gran comida», que es el requisito esencial para tener una buena acogida popular. Lo del cat es nuevo, ya nos contarán dónde se puede conseguir.
Entre los asistentes, Dolors Feliu, y Jordi Pesarrodona, presidenta y vicepresidente de la ANC, y Gabriela Serra, de la CUP; desde la lejanía, el apoyo del Consell per la República. De éste se vio una pancarta en la carretera que rezaba: «Independència, per decidir-ho tot!» Seguramente el lema más extraviado de todos los lemas que se hacen y se deshacen.
En Nació Digital cuentan más o menos lo mismo e igual de mal: Folgueroles se proclama tercer territorio liberado de la República catalana. En realidad no es el «tercer territorio» sino el cuarto municipio. Antes fueron: Bàscara (1.000 hab.), el 7 de mayo; Amer (2.400 hab.), el 18 de junio, y Sant Esteve de Palautordera (3.000 hab.), el 9 de julio. Siempre en sábado y con un formato parecido; incluso la pancarta parece la misma. A este ritmo, ¿cuánto van a tardar en liberar el total de 947 municipios que hay en las cuatro provincias catalanas?.
Los organizadores de la liberación de municipios por ahora juegan sólo en terreno propio. El resultado de las últimas municipales, en cuanto a concejales, así lo indica: ERC y JxCat quedaron 5 a 2 en Bàscara; 3 a 8 en Amer; 2 a 6 en Sant Esteve, más 3 de la CUP, y 8 a 3 en Folgueroles.
Autodeterminación municipal
ND reproduce alguna frase de los activistas: «Sólo desde la unidad, la desobediencia y la ruptura podremos construir entre todos la nueva etapa que hay que empezar urgentemente.» La liberación «implica que el municipio no está sometido a la ley española, sino que rigen las normas internacionales hasta que exista una legislación propia catalana» y «quedan expulsadas las fuerzas de ocupación, elementos de tiranía y autoritarismo del Estado». Las normas internacionales entienden que en Folgueroles rige la Constitución, el Estatuto, y todas las leyes y normas de que se ha dotado el Estado de Derecho llamado España. Puestos a hacer teatro de aficionados, hubiera sido más divertido compilar alguna novedad y promulgar algo así como el Fuero de Folgueroles.
Hablan de «un período de liberación nacional en que cada municipio de Cataluña decida sobre su autodeterminación», llaman a «extender por todas partes la liberación, a hacer visible la ocupación española y francesa», y a levantar «la bandera de la revuelta popular». Siguiendo el modelo de la I República española, parece que la República catalana se encamina también hacia una rebelión cantonal, virtualmente claro.
Los medios más serios —dentro de lo que cabe— de Cataluña han ignorado la gesta, que sólo es comentada en las redes sociales. Un tweet de «Desobediència Civil Catalana» —el alias usado para este género de actos— dice que «Folgueroles se alza» y «hace efectivo el control de su territorio», algo que sólo se puede aceptar en clave carnavalesca. Después de la comida, los forasteros volvieron a sus lares y al día siguiente los folguerolenses recuperaron su prosaica normalidad.
No hay noticias de que en Bàscara ni en Amer ni en Sant Esteve de Palautordera ni en Folgueroles los contribuyentes, ante la proclamada «liberación» de su municipio, se hayan sentido liberados de pagar el impuesto sobre bienes inmuebles (IBI), el impuesto sobre actividades económicas (IAE), el impuesto sobre vehículos de tracción mecánica (IVTM) y otros de titularidad municipal. Eso sí sería una buena desobediencia.
Por si acaso, los alcaldes de estos municipos nos deben una explicación, y la explicación que nos deben, deberían darla, como alcaldes que son, para que podamos entender cómo y por qué hay quien se pasea por las estancias del consistorio un sábado a mediodía para soltar sus monsergas.
