Hace un par de meses, el controvertido ex Síndic de Greuges —el equivalente al Defensor del Pueblo catalán—, Rafael Ribó se despidió del cargo —con el mandato caducado tras 18 años en en el puesto— haciendo gala de su conocido compromiso con la causa nacionalista. Así, en su último discurso defendió a capa y espada la exclusión del castellano en la escuela, que calificó como «tesoro», y denunció la supuesta persecución de los políticos separatistas catalanes por parte de la Justicia española —en esta ocasión, criticó que el Tribunal de Cuentas les exija parte del dinero que presuntamente malversaron durante el procés—.
Pues bien, la nueva Síndica de Greuges, Esther Giménez-Salinas, pese a que en principio ha anunciado que sus principales inquietudes se inscriben en el terreno social, también es una firme defensora del nacionalismo lingüístico practicado por la Escola Catalana. Así lo ha explicado en entrevista concedida a El Periódico de Catalunya, donde cuestiona fuertemente la sentencia de los tribunales que establece un 25% de castellano en las aulas catalana a la par que celebra la ley impulsada ad hoc por los nacionalistas y el PSC que logró paralizarla: «El pacto lingüístico de los partidos está muy bien».
«Este asunto es más político que académico»
Actos seguido, la síndica —propuesta por el PSC, Junts y ERC— valora la sentencia del TSJC de la siguiente manera: «Como docente, fijar porcentajes en la enseñanza de lenguas lo veo una barbaridad». Y es que, en su opinión, «el objetivo ha de ser el dominio de las dos lenguas. Y ojalá también pudiéramos incluir el inglés». Finalmente, admite que no sabe «cómo acabará el recurso al Constitucional» pero remacha asegurando que «Cataluña tiene un buen modelo de inmersión lingüística» y que «este asunto es más una cuestión política que académica o docente».