Si hay una entidad en España con un amplio dominio de lo que significan los estupefacientes y de sus usuarios esa es la organización Energy Control. De ahí la importancia del comunicado que han hecho público este martes cuestionando las cada vez más numerosas denuncias sobre supuestos casos de sumisión química a través de pinchazos.
En lo que va de año, se han registrado solo en Cataluña un total de 288 denuncias de agresiones sexuales por supuesta sumisión química, 18 de ellas solo en los últimos días. Cifras que han llevado al departamento de Igualtat i Feminismes a activar un operativo especial con el fin de proteger a las víctimas. La consellera Tania Verge, incluso, ha alentado a intervenir a quienes puedan presenciar situaciones en las que se empleen el alcohol o las drogas para forzar a una mujer a hacer algo en contra de su voluntad. Lo ha hecho en una entrevista radiofónica en la que ha advertido de que estas acciones «no son una broma, no son un juego, son delito».
Pero desde Energy Control estas denuncias se están observando con mucha cautela. La entidad ha señalado en un comunicado que el fenómeno de los pinchazos se conoce internacionalmente como «needle spiking» y que desde hace meses se está extendiendo por toda Europa. El escenario suele ser un club nocturno lleno de gente en el que la víctima, una mujer joven, siente de repente «una sensación de pellizco, como un pinchazo de aguja, en alguna parte del cuerpo».
Inyecciones con precisión y sustancias difíciles de obtener
La entidad ha recordado que «no existen evidencias que lleven a pensar que se trata de casos de sumisión química». En este sentido, Energy Control ha subrayado que en los casos denunciados no se ha producido después ninguna agresión sexual. También ha recordado que «no existen evidencias claras de las sustancias utilizadas». Además, consideran que es «difícil» que una persona sin la formación y la experiencia adecuadas pueda «realizar este tipo de inyección con precisión, especialmente en un entorno con poca luz y movimiento, como un club nocturno o bar».
Energy Control ha recordado también que las sustancias que supuestamente se están inyectando por sorpresa a las víctimas son «difíciles de obtener» y «difíciles de administrar». Y han añadido: «No se ha encontrado ninguna evidencia que respalde el uso de sustancias inyectadas con la finalidad de abusar sexualmente». Desde esta entidad se ha indicado también que «las punciones suelen ser dolorosas, por lo que no resultan un método eficaz, sea cual sea la intencionalidad, si el objetivo es que la persona no se dé cuenta». Y por si esto no fuera suficiente se ha recordado que «hasta el momento no se han producido detenciones ni la incautación de los objetos utilizados para estos pinchazos». «El hecho de que no se detecten sustancias no necesariamente implica que se trate de sustancias que se eliminan rápidamente del organismo, sino que, simplemente, puede que no se estén inyectando sustancias», han señalado al respecto.
Finalmente, Energy Control ha recordado que «la mayoría de las agresiones sexuales son producidas por hombres conocidos por parte de las mujeres víctimas». Hombres que «se aprovechan de la situación de vulnerabilidad producida por el consumo voluntario de sustancias psicoactivas». Por ello consideran que, al poner el foco sobre los supuestos pinchazos y la sumisión química, se «desplaza la atención de las situaciones más probables y de mayor riesgo para las mujeres».