El Parlament ha acogido este viernes la segunda cumbre contra la corrupción, presidida por la investigada Laura Borràs. Una cumbre que la posconvergente, que se enfrentará en breve a un juicio oral por presuntos delitos de corrupción, ha aprovechado para defender su inocencia y, como ya ha hecho en otras ocasiones, afirmar que es víctima de una persecución del Estado por su ideología separatista.
«En democracias viciadas con tics autoritarios«, ha dicho Borràs, «la corrupción puede convertirse de manera perversa en un arma para combatir la disidencia política». La presidenta, que está acusada de los presuntos delitos de fraude, malversación de fondos públicos, prevaricación y falsedad documental, ha asegurado también que esta supuesta utilización de la corrupción para perseguir a los disidentes es «una vulneración flagrante de los derechos fundamentales».
Borràs, finalmente, ha recordado que el Parlament acordó celebrar estos encuentros en 2013. Sin embargo, hasta ahora, solo se ha celebrado en dos ocasiones, en 2020 y este 2022. El objetivo de esta cumbre, ha recordado la presidenta, es luchar contra la corrupción, que ha definido como un «fenómeno con efectos devastadores«.