Desde el estallido del procés, algunos seguidores del separatismo se han comportado en ocasiones como creyentes de una religión con sus propios mitos y símbolos. Entre los elementos que se han sometido a una sacralización exprés se cuentan las urnas empleadas en el referéndum ilegal del 1 de octubre. Siendo así, no es extraño que muchos se hayan tomado como una ofensa que la expresidenta del Parlament durante dicho plebiscito de 2017, Carme Forcadell, haya utilizado una de aquellas urnas como regadera en una fotografía publicada en las redes sociales.
Y es que, el pasado domingo, Forcadell publicó una imagen en su perfil de Twitter regando con agua un árbol sirviéndose de una de la susodicha urna. Por su parte, el texto que acompañaba a la fotografía decía lo siguiente: «Con el alcalde de Prats de Molló regando el manzano que plantamos el año pasado al lado del monumento para homenajear a los represaliados y represaliadas de ayer, de hoy y de mañana». La imagen suscitó una oleada de críticas e insultos de los simpatizantes secesionistas, llamándola «botiflera» muchos de ellos.
El asunto fue comentado con considerables dosis de sorna en el Parlament por el portavoz parlamentario de Ciudadanos, Ignacio Martín Blanco: «Lo que ocurre en Cataluña es ciertamente de aurora boreal. Hay más de uno, por lo menos estos que insultan a Forcadell por el uso de la urna regadera, que están como la propia regadera. Por eso, quería manifestar toda mi solidaridad ante la nueva botiflera y traidora que es Carmen Forcadell. Están ustedes degradando el debate público en Cataluña hasta unos niveles que es de vergüenza».