La todavía presidenta del Parlament, la posconvergente Laura Borràs, ha dejado claro este martes que no tiene ninguna intención de dimitir a pesar de que la Justicia ha activado el procedimiento para sentarla en el banquillo de los acusados por un caso de presunta corrupción vinculado a su etapa como directora de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). Borràs ha explicado los motivos por los que considera que no ha dejar de la presidencia de la Cámara autonómica pero, sobre todo, ha respondido a quienes desde ERC le han solicitado sutilmente que presente la dimisión.
Así lo hizo días atrás la ex presidenta del Parlament, Carme Forcadell, quien recordó que el prestigio de la institución debe estar por encima de los intereses personales. Algo a lo que Borràs ha respondido que la «dignidad» del Parlament debe ser preservada por todos sus miembros, «evitando las tentaciones partidistas de ampararse en la presunción de culpabilidad para eliminar a una adversaria política».
«Lo que censuro», ha añadido Borràs en su comparencia, «es que se quiera aprovechar la autoritaria actividad de la Justicia española como excusa para apartarme políticamente». La aún presidenta ha criticado que se le pida dimitir como si fuera una condena «incluso antes de ser juzgada».
Borràs ha subrayado que es «inocente», que no ha «cometido ningún delito» y que está siendo objeto de una campaña de persecución por representar a un proyecto político independentista. Y ha censurado a aquellos políticos que, en su opinión, ahora «quieren hacer de jueces».