Se está hablando mucho del castigo fiscal especial que se merecen las empresas eléctricas. Los precios que están pagando muchos pequeños consumidores en el recibo de la luz se han disparado. Mucha gente piensa que las eléctricas se están forrando gracias a los beneficios extraordinarios, (“beneficios caídos del cielo”), que proceden de facturar toda la energía, sea cara o barata, al precio de la más cara. Se ha creado un estado de opinión favorable a meterles un buen rejón. Leemos que Reino Unido e Italia han decidido una imposición extraordinaria sobre estas empresas. La Ministra de Hacienda ha dicho que es de justicia que las grandes eléctricas paguen una mayor parte en impuestos pues han obtenido mayores beneficios.
Actualmente, el tipo de gravamen común por el que tributan las empresas españolas en el Impuesto sobre Sociedades, incluídas las eléctricas, es el 25%. Salvo Bancos y Petroleras, que tributan al 30%. La Ley del Impuesto autoriza a la Ley de Presupuestos a modificar el tipo de gravamen.
Todo indica que la decisión política está tomada. Habrá castigo fiscal. Y no sirve un Decreto-Ley para implantarlo. Harán una ley especial. Pero, a partir de aquí, todo está cuestionado entre PSOE y UP. Primera cuestión: ¿se aplicará el nuevo impuesto ya a los beneficios del 2022 o será a partir de 2023? Segunda cuestión: ¿la base imponible serán los beneficios extraordinarios obtenidos en España o la totalidad del beneficio obtenido en España? Tercera cuestión: ¿será una modificación del tipo del Impuesto sobre Sociedades o un gravamen especial? Cuarta cuestión: ¿de cuánto estamos hablando? ¿y durante cuánto tiempo? El tema está muy verde.
Todo indica que la decisión política está tomada. Habrá castigo fiscal. Y no sirve un Decreto-Ley para implantarlo. Harán una ley especial.
La solución más sencilla es subir el tipo de gravamen en Sociedades, por ejemplo, desde el 25% actual hasta el 30%, como sufren Bancos y Petroleras. Pero parece que esto no arroja cuota real a pagar pues hay muchas rebajas fiscales pendientes de aplicación. ¿Será entonces un gravamen especial?
Todo esto es muy delicado. Si el nuevo gravamen no está bien armado habrá recursos ante el Tribunal Constitucional y ante el Tribunal de Justicia de la UE. De momento, vamos a comentar algunos detalles.
Si el nuevo gravamen no está bien armado habrá recursos ante el Tribunal Constitucional y ante el Tribunal de Justicia de la UE.
La diferencia de tributación sobre los beneficios no tiene justificación racional
El Impuesto sobre Sociedades grava los beneficios de las empresas a un tipo proporcional. Lo racional es que ese tipo sea igual para todas las empresas, y que no haya gravámenes adicionales sobre los beneficios, pues no deben existir discriminaciones fiscales por el tipo de negocio ni por la cuantía del beneficio. Hay salvedades justificadas como ocurre con las sociedades de nueva creación, las cooperativas o los fondos de inversión. Pero nada más. Por eso, no se entiende que Bancos y petroleras tributen al 30%. Ni que se establezca una sobre-imposición sobre los beneficios de las eléctricas.
Cambiar la tributación de los beneficios genera inseguridad jurídica
La justificación que se quiere dar al nuevo gravamen a las eléctricas no se sostiene. ¿Hay que subir la tributación sobre los beneficios de las empresas que más ganan, por el mero hecho de haber ganado mucho? ¿Sería aplicable este razonamiento a las empresas inmobiliarias, a la vista de la subida del precio de los pisos o de los alquileres, o a las empresas tecnológicas, que facturan mucha publicidad? Y, por la misma razón, ¿no habría que bajar la tributación de las empresas que están ganando mucho menos dinero, como ocurre con las turísticas o las del sector primario?
¿Hay que subir la tributación sobre los beneficios de las empresas que más ganan, por el mero hecho de haber ganado mucho?
Entender de esta forma el sistema fiscal no tiene un pase. Es puro populismo. Y con malas consecuencias, pues la inseguridad jurídica que eso crea ataca directamente la inversión y la creación de empleo. El Impuesto sobre los beneficios es un gasto fundamental de la cuenta de resultados, imprescindible para conocer los retornos de toda inversión. La gente tiene que saber a qué atenerse. No hay que jugar con esto.
Entender de esta forma el sistema fiscal no tiene un pase. Es puro populismo.
¿Existen beneficios extraordinarios en las eléctricas?
Veamos si es verdad que las eléctricas están obteniendo beneficios extraordinarios en España. Tomamos datos de Iberdrola, Naturgy y Endesa.
1. Iberdrola
Su beneficio mundial en 2021 fue 3.885 millones, un 7,6% más que en 2020. Corresponde a España la tercera parte.
En el primer trimestre de 2022 su beneficio mundial fue 1.058 millones, un 3,2% más que en el mismo trimestre del año anterior. De ese beneficio mundial, corresponden a España 337 millones, el 32%. El otro 68% corresponde al resto del mundo, especialmente Estados Unidos y Brasil.
Los 337 millones de beneficio obtenido en España en el primer trimestre de 2022 suponen un 29% menos que el beneficio obtenido en el primer trimestre de 2021. Iberdrola dice que eso se debe al incremento de costes de la energía que no se ha podido repercutir a los clientes de tarifa plana. ¿Dónde están los beneficios extraordinarios obtenidos en España?
2. Naturgy
Su beneficio mundial en 2021 fue 1.214 millones. En 2020 tuvo unas pérdidas de 347 millones.
En el primer trimestre de 2022 su beneficio mundial fue 347 millones, un 9,4% menos que en el mismo trimestre del año anterior. No nos dicen qué parte de ese beneficio corresponde a España (puede estar en torno a la mitad), pero sí que la actividad en España se ha visto lastrada por el incremento de los costes. Por las mismas razones de Iberdrola.
En todo caso, suponiendo que en España la caída del beneficio sea la mismo que el -9,4% mundial (puede que la caída en España sea mayor), ¿dónde están los beneficios extraordinarios obtenidos en España?
3. Endesa
Su beneficio mundial en 2021 fue 1.435 millones, un 2,9% más que en 2020. La mayor parte corresponde a España.
En el primer trimestre de 2022 su beneficio mundial fue 338 millones, un 31% menos que en el mismo trimestre del año anterior. Tampoco vemos aquí los beneficios extraordinarios.
La mayor parte de la facturación de las eléctricas es de clientes de tarifa plana
A la vista de la disparatada subida del precio de la electricidad en España, llama la atención que los beneficios de las eléctricas no se hayan disparado en 2022. Incluso han descendido. ¿A qué se debe esto? Sencillamente, a que una gran parte de la facturación de las eléctricas no procede de clientes que pagan el precio disparatado de las subastas, sino de clientes que tienen contratada una tarifa plana.
Los clientes de mercado regulado (PVPC) son los que están expuestos a las disparatadas evoluciones del precio diario de la energía, que se fija conforme al increíble sistema marginalista, por el cual pagan toda la energía que consumen al precio de la energía más cara.
En cambio, los clientes del mercado libre pactan con la eléctrica una tarifa plana, que se fija en función del coste medio de la energía para la eléctrica. Esto es lo natural. En este segmento están todos los grandes consumidores. Y la eléctrica puede perder dinero en este segmento si tiene que acudir a comprar la energía al precio rabioso de la subasta.
Los consumidores españoles han estado mal informados sobre lo que significa estar en el mercado regulado. Hoy es el mercado más desprotegido. Todo lo contrario del mercado libre.
Las eléctricas se limitan a cumplir la normativa europea
Es la UE la que ha querido que el precio de la electricidad se determine hora a hora en subastas entre compradores y vendedores de electricidad según el sistema marginalista. Eso quiere decir que toda la energía, cualquiera que sea su origen (nuclear, gas natural, eólica, hidroeléctrica, fotovoltaica), se vende al precio de la energía más cara. Y la energía más cara es la producida con gas natural, pues el precio del gas se ha disparado terriblemente (por aumento de la demanda, por restricciones en la oferta rusa y por la subida de precio de los derechos de emisión). Es como pagar las sardinas y la caballa al precio del rodaballo salvaje.
¿Por qué ha decidido la UE que la energía se pague por este extraño sistema marginalista? Dicen que se ha decidido así para acelerar la transición energética hacia una producción totalmente renovable. Facturando a precio caro energías de producción más barata (eólica, hidroeléctrica, fotovoltaica), las compañías generarán beneficios adicionales que les permitirán invertir aceleradamente en sistemas de producción renovable.
Esto no funciona exactamente así pues, como hemos visto, gran parte de la facturación de las eléctricas no procede del sistema marginalista sino de contratos de tarifa plana. Pero el sistema marginalista está machacando a los clientes del mal llamado mercado regulado. Es injusto. Por eso, hay que cambiar este sistema. Radicalmente. Y parece que en Bruselas ya se han dado cuenta. A ver si hacen algo pronto.
En todo caso, con el sistema actual, y suponiendo que haya beneficios extraordinarios, está claro que eso es lo que quiere la UE, pues se trata de generar fondos para acelerar las inversiones en energías renovables. Este propósito casa mal con la imposición de un gravamen sobre esos beneficios extraordinarios. Se retrasarán las inversiones. Hacer populismo con esto sólo traerá problemas.