El sindicato de profesores AMES ha presentado este martes en el Parlament un demoledor informe con el que denuncia el adoctrinamiento que sufren los alumnos de Bachillerato en Cataluña a través de la asignatura de Historia. El trabajo ha sido desarrollado por los profesores Berta Romera, Carlos Conde, Francisco Oya, Roberto Muñoz, Román Langosto y Vera Cruz Miranda.
Para elaborar este informe, los autores han estudiado varios manuales de Historia correspondientes a 2º curso de Bachillerato. En concreto, se han analizado libros de las editoriales Anaya, Barcanova, Bruño, Edebe, Santillana, Teide y Vicens Vives, según se indica en el documento. Las conclusiones dejan claro que los alumnos conocen una visión distorsionada tanto de Cataluña como de España y en la que la primera, además de ser presentada como una nación independiente, es superior a la segunda en muchos aspectos.
Los autores denuncian, entre otras cuestiones, que en los institutos catalanes el temario de Historia de España comienza en el siglo XVIII. Esto tiene como consecuencia que los alumnos ignoren «todo el legado español correspondiente a la Prehistoria, la Historia Antigua, la Historia Medieval y la Historia Moderna». Algo que los sitúa en una situación de desventaja con respecto a alumnos, incluso de menor edad, de otras comunidades autónomas.
Hacer política
En algunos manuales, la etapa contemporánea se alarga hasta 2018. Para los expertos, «poco puede aportar el historiador a esas fechas, al no disponer de perspectiva histórica porque no existe». Además, añaden: «Esto no es enseñar historia, más bien es hacer política, lo cual propicia acabar predisponiendo ideológicamente a los jóvenes estudiantes en un sentido u otro».
En buena parte de estos manuales, la Constitución de 1978 se muestra como una norma de rango inferior al Estatuto de Autonomía, además de tratarla «con menos énfasis». «Uno de los pilares básicos de nuestra democracia actual», subrayan los historiadores de AMES, «es ninguneado o minimizado en cuanto a su importancia y su valor para la convivencia entre todos los españoles». Algo parecido sucede con la monarquía, que apenas es analizada. Eso sí, en lo referente a Juan Carlos I, se «tiene muy en cuenta» que «había jurado los Principios del Movimiento, que son la base del franquismo». Sin embargo, «no se explica que ‘traicionó’ esos principios para abordar el cambio de España hacia una democracia».
AMES denuncia en su informe que los monarcas españoles son representados en estos manuales «mediante caricaturas«. Algo que no sucede en el caso de las personalidades de la Historia de Cataluña. En los mapas, además, se habla de la «corona catalanoaragonesa«, a pesar de que esta no existió nunca. Y, tal y como era de esperar, «se ocultan los hechos más vergonzosos de la historia de Cataluña», como el pacto de Companys, ERC, PSUC y el Gobierno de Indalecio Prieto con Stalin «para acabar con cenetistas y trotskistas» o el carácter «paramilitar fascista» del llamado Esta Català.
Burguesía y trata de esclavos
Estos profesores denuncian también como en los centros catalanes se evita recordar que la burguesía tuvo un peso importante en el tráfico de seres humanos con la «compra de ciudadanos negros en África para su venta en América». Menos aún se habla de los privilegios de esta misma burguesía «en la Cuba del siglo XIX». O de que, cuando España perdió aquella isla del Caribe, fue precisamente el momento en el que surge en Cataluña «el deseo de separarse». El independentismo nace, pues, en un momento en el que España sufría, a finales del siglo XIX, plagas agrícolas, epidemias, «miseria y hambruna». «En lugar de confraternizarse con el resto de españoles ante estas situaciones», los burgueses catalanes optan por «ridiculizarlos para potenciar así el deseo de separarse de ellos».
AMES, finalmente, ofrece en su informe recomendaciones para evitar el adoctrinamiento. Así, propone que sea el Ministerio de Educación el que active «los mecanismos necesarios para controlar que en los centros educativos solo se enseñe lo que está establecido por las leyes generales de educación» y que «coincide con los valores establecidos en la Constitución española». Plantea la necesidad de establecer la misma prueba final de Bachillerato para todas las comunidades y que sea el ministerio el que dé el visto bueno a los manuales con los que se imparta la asignatura de Historia de España.