Los referéndum suelen ser una mala idea: reducen el debate a dos posturas encontradas, dividen a la sociedad en dos, incentivan la demagogia. Cuando España, por decisión gubernamental, entró en la OTAN, los socialistas hicieron una gran campaña en contra. En lugar de intentar convencer a una población demasiado inclinada al aislacionismo, tanto por la derecha como por la izquierda, se dedicaron a crispar el ambiente; pero era sólo para desgastar al gobierno. Cuando consiguieron el poder, no sólo se manifestaron a favor de no salir de la OTAN sino que convocaron un referéndum para poder decir que era decisión del pueblo. Mediante el uso y el abuso de los medios de comunicación, sobre todo de la televisón pública, que era la única que había, ganaron el referéndum, aunque por poco. Hubiera sido más fácil, rápido y decente desvelar su posición desde el primer momento, en lugar de arrastrar el tema durante cuatro años.
En gobierno de la Generalitat, una vez tomada la decisión de apostar por los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030, en lugar de defenderla con firmeza, en lugar de ofrecer argumentos irrebatibles, en lugar de inyectar optimismo a la población, se mostró inseguro y vacilante, y para dificultar aún más la candidatura, anunció un referéndum. No es ningún secreto que el Comité Olímpico Internacional ve con buenos ojos las candidaturas que, si no concitan el entusiasmo popular, al menos no generan rechazo político ni malestar social. La controversia entre administraciones —la central, la autonómica de Aragón, y la autonómica de Cataluña— no ayuda en absoluto. Con razón el Comité Olímpico Español puso el 20 de mayo como fecha límite para ponerse de acuerdo, luego retiró el ultimátum y así estamos.
Un referéndum coral sin información suficiente
El referéndum que tenía en mente el gobierno Aragonès no convocaba a todo el censo catalán, sólo al de las comarcas presuntamente más afectadas, y con dos preguntas distintas. Por un lado, informaba TV3 el 4 de abril, Vall d’Aran, Alta Ribagorça, Alt Urgell, Baixa Cerdanya, Pallars Jussà, y Pallars Sobirà, donde «se preguntará a los ciudadanos si quieren o no que se presente la candidatura», y por otro Ripollès, Solsonès y Berguedà, donde «se preguntará si quieren implicarse en los Juegos». El gasto, 1.100.000 € aproximadamente, que saldrán de los departamentos de Presidencia y de Exteriores, y eso sin incluír el coste de la campaña de difusión.
Seguía TV3: «Sólo estará permitido el voto presencial. Por tanto, no se podrá votar ni por correo, ni de forma telemática, ni delegando el voto. Podrán votar los ciudadanos mayores de 16 años que acrediten como mínimo un año de residencia en la comarca y no habrá un porcentaje de participación mínimo para considerar válido el resultado.» En el primer caso estarían convocadas unas 55.000 personas, y en el segundo, unas 63.000. En ambos casos el resultado, decían, ¡será vinculante!
Tenía que ser el 24 de julio, pero no será. El viernes 27 de mayo, en lugar de firmar el decreto de convocatoria, el gobierno anuncia que lo aplaza. Cuenta Vilaweb: «La consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, ha comparecido para explicar los motivos del aplazamiento. Ha dicho que no hay toda la información necesaria para poder realizar la consulta. “No tenemos toda la información en relación con las disciplinas que se disputarán en nuestro país. No sabemos cuándo se cerrará esta candidatura y, por tanto, por respeto a la ciudadanía hemos decidido posponer las cosultas, porque hay que tener toda la información.”»
Pero insiste Vilagrà: «En Cataluña queremos los Juegos y no podemos renunciar a ellos» —entonces ¿por qué consultar a los ciudadanos?— «y vemos que una parte boicotea este buen proyecto por motivos políticos» —tan políticos son los motivos de unos para impulsarlo como los de otros para impugnarlo—. ¿Habrá consulta, finalmente? Sí, «se hará en septiembre para dejar margen para que el COE cierre los flecos de la candidatura con Cataluña y Aragón».
Vilaweb recoge también la opinión de Bernat Lavaquiol (CUP), portavoz de los opositores a los Juegos, quien opina: «Que hoy el gobierno haga caer la consulta tiene mucho que ver con la demostración de fuerza de “Stop JJOO” en Puigcerdà [una manifestación, el 15 de mayo, a la que asistieron 2.500 personas según Mossos d’Esquadra, el doble según los organizadores].» Además, «se ha mostrado sorprendido por la decisión porque (…) el gobierno sostenía ante ellos en privado hace un mes que la consulta se acabaría haciendo sin que la gente conociera el proyecto». De lo que concluye que el gobierno «va de ridículo en ridículo», afirmación que difícilmente puede cuestionarse.
Así pasan los días
El editorial del Punt-Avui del sábado 28 considera que el aplazamiento es un mal necesario dada la indefinición del proyecto en estos momentos, pero considera que «cada día que pasa es un día perdido ante Sapporo, Vancouver o Salt Lake City, que combinan apoyo institucional y económico, y no tienen el condicionante de una consulta popular».
La consulta popular es un daño autoinfligido por un gobierno vacilante y temeroso, incapaz de afrontar algo tan importante pero a la vez tan elemental como unos juegos olímpicos. No es por desanimar a nadie, pero a estas alturas el Comité Olímpico Internacional ya debe tenerlo claro. Sigue el mencionado editorial: «El COI, que ya ha visitado a los demás aspirantes, tendrá paciencia hasta un límite, pero no pondrá los pies en Cataluña en ausencia de un proyecto definitivo para valorar.»
Tampoco es muy optimista el editorial de la Vanguardia, aún pidiendo una solución para los Juegos de invierno: «Las partes se han reunido ya once veces para acordar los escenarios de las competiciones y, por tanto, para saber qué pruebas se celebrarían en territorio catalán y cuáles en el aragonés. Hasta la fecha, el acuerdo parece quimérico. El presidente aragonés, el socialista Javier Lambán, está en desacuerdo con el reparto de competiciones y, a efectos prácticos, tiene bloqueado el formato final de la candidatura. Tanto es así que este miércoles el Comité Olímpico Español (COE), que preside Alejandro Blanco, se abrió a negociar al margen de Lambán con las comarcas aragonesas que disponen de instalaciones aptas para las pruebas. El día antes, Lambán había apelado al también socialista Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, para que garantizase un reparto de pruebas de su gusto.»
Si alternativa a los Juegos
Cuando se anunció que habría una consulta en algunas comarcas, dio la impresión que el gobierno de la Generalitat lo tenía todo bastante atado, pero fue vender la piel del oso antes de saber si quedaba algún oso en el Pirineo. Nació Digital resume la situación actual de estos Juegos de los interrogantes: «La Generalitat, que dice contar con la complicidad del COE para explorar una propuesta en solitario si el gobierno aragonés no se mueve, pretendía definir la candidatura con mayor diligencia, para no comprometer las aspiraciones catalanas. Pero ahora mismo la candidatura de los Juegos de Invierno está congelada. Pese a desplegar un discurso que decía estar anclado en la neutralidad e insistir en que la iniciativa olímpica pasará por la criba de una consulta vinculante a las comarcas implicadas, el Gobierno aspira a hacer realidad la cita olímpica. Y sigue remando para conseguir una propuesta solvente, que le permita organizar la votación ciudadana en otoño.»
El gobierno catalán vive en la contradicción entre lo que quiere, es decir organizar los Juegos, y lo que le gustaría, es decir ser impulsado por el clamor popular a organizarlos. Así lo cuenta Nació Digital: «Han manifestado, desde el inicio de la legislatura, que el Ejecutivo no impondría los Juegos en contra del criterio del territorio. El argumento de la consulta ha servido para desplegar un relato de neutralidad, acompañado de argumentos sobre los beneficios para el Pirineo de una candidatura olímpica “sostenible” (…) Sin embargo, el presidente ha apretado el mensaje en las últimas comparecencias, como en la del balance del primer año del Gobierno, en el que hizo una puesta decidida por el proyecto: “Los Juegos son buenos. Queremos los Juegos” (…) El Govern no ha hecho campaña por el sí en la consulta ni tiene previsto hacerlo antes del otoño, pero no ha concretado qué inversiones habrá en el Pirineo en caso de que la candidatura del 2030 no prospere. La falta de concreción sobre un proyecto de futuro para el Pirineo que sea alternativo a la cita olímpica cuestiona la neutralidad esgrimida por el Ejecutivo.»
Si el proyecto fracasa, o cuando fracase, la culpa será de Aragón, dirán en Cataluña, o de Cataluña, dirán en Aragón. Y del gobierno central, dirán todos, por no haber sido capaz de poner de acuerdo a todas las partes. Por el momento, Pep Martí, también en Nació Digital, apunta a Javier Lambán, el sobrino del “estrangulador”—: «El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha conseguido un hecho inaudito: que el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, se haya deshecho en elogios a dirigentes independentistas como Pere Aragonès y Jordi Sànchez por su apoyo al proyecto de los Juegos de Invierno. Lo hizo en las jornadas del Círculo de Economía. Estos días, Blanco ha perdido la paciencia con el dirigente aragonés por sus continuos palos en las ruedas de los Juegos. El presidente del COE ha señalado sin tapujos a Lambán como único responsable del bloqueo de unas negociaciones con los gobiernos de Catalunya y Aragón que han hecho plantear la posibilidad de iniciar conversaciones con las entidades del Pirineo aragonés al margen del ejecutivo de Lambán.»
