Según el Gobierno, los indultos concedidos a los políticos catalanes que se levantaron contra la legalidad democrática en 2017 inauguraban una era de concordia entre el secesionismo y el constitucionalismo. Sin embargo, no son pocos los analistas que señalan que el separatismo sigue recurriendo a una estrategia de confrontación de alto voltaje, tomando como pretexto el supuesto agravio de que la Justicia ordene paralizar la exclusión del castellano en las escuelas o de que el CNI haya escuchado de manera legal a dirigentes separatistas. Prueba de esta beligerancia son los periódicos llamamientos por parte de figuras nacionalistas a conseguir la secesión a través de la violencia.
Así, después de que la eurodiputada y fugada de la Justica Clara Ponsatí asegurase hace un par de meses que la secesión de Cataluña «valía muertos», el concejal de Junts per Catalunya en Altafulla y profesor en la Universidad Pompeu Fabra Hèctor López Bòfill ha llamado en las redes a provocar un «gran conflicto» para lograr la anhelada fractura territorial. «No habrá independencia sin un gran conflicto», ha manifestado. Y ha aclarado: «Pienso que todo el rodeo que ha dado el independentismo desde 2017 se explica por miedo a esta verdad.»
No es la primera vez que López Bofill justifica la violencia como método para separar a Cataluña de España. «Se admite resignadamente que mueran casi 25.000 personas de Covid-19 y nos inspira un terror absoluto que muera alguien como consecuencia de un conflicto de emancipación nacional», llegó a decir. De otra parte, de su radicalidad nacionalista también da cuenta que en otra ocasión pidiese dejar considerar catalanes a los ciudadanos contrarios a la secesión. «No entiendo por qué hay que tener en consideración la opinión de este grupo [el constitucionalista] una vez se ha demostrado reiteradamente que son una minoría y que rechazan participar del proyecto colectivo», defendió.