El nacionalismo lleva años repitiendo la expresión «un sol poble» para referirse a la supuesta unidad de la ciudadanía catalana. Sin embargo, según la cosmovisión catalanista, es frecuente que en dicha formulación solo tengan cabida los que son nacionalistas y partidarios de la secesión. Y es que, así como la cineasta Carla Simón ha recibido toda clase de parabienes por el establishment nacionalista por triunfar en Berlín con una película rodada en catalán —llegando a ser recibida por Pere Aragonès en el Palau de la Generalitat—, la cantante catalana Chanel, merecedora del tercer puesto en Eurovisión por su interpretación de Slo Mo, no ha recibido ni una sola felicitación de ningún miembro del Govern.
El desdén mostrado por el poder nacionalista choca con el calor con mostrado por los habitantes de la ciudad donde reside la cantante, Olesa de Montserrat, donde 1.400 personas abarrotaron el Teatre de la Pasió para seguir la gala eurovisiva —en la que Chanel obtuvo el mejor resultado de una artista española en los últimos 27 años.
También contrasta con las felicitaciones que le han dirigido a través de redes sociales diversos miembros del Gobierno central, empezando por el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y siguiendo por la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadi Calviño, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz: y el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta. Otras formaciones como PP y Ciudadanos también han publicado mensajes de admiración ante el logro de la cantante catalana de origen cubano.
Por otra parte, no son pocas las voces que han resaltado el cambio de postura adoptado por PSOE y Podemos tras el éxito de Chanel. Así, mientras ahora la felicitan, los primeros llegaron a acusarla en el Congreso de fomentar la prostitución y los segundos formularon una pregunta en el hemiciclo poniendo en entredicho el proceso de selección de la intérprete.