La Assemblea Nacional Catalana (ANC) vive estos días inmersa en la elección de quienes serán sus nuevos cargos directivos. Destaca entre ellos Jordi Pesarrodona, más conocido por su faceta de payaso que por sus acciones políticas. Pesarrodona ganó el sábado las elecciones a la dirección de la ANC pero con un margen estrecho con respecto a su competidora, Dolors Feliu. El primero obtuvo 2.306 votos mientras que Feliu logró 2.188. Vinculado tiempo atrás a ERC, Pesarrodona está hoy en la órbita del fugado Carles Puigdemont. Tanto es así que fue elegido el pasado mes de noviembre vicepresidente de la Asamblea de Representantes del Consell per la República. Un cargo que, de forma oficial, no tiene ningún peso pero que, en el sistema paralelo organizado por Carles Puigdemont en Waterloo, lo equipara a la vicepresidencia del Parlament catalán.
En declaraciones a medios separatistas, Pesarrodona ha admitido que los resultados de la elección en la ANC han sido «muy ajustados«. Por ello ha pedido a los socios de la entidad «unidad» con el fin de que que sea esta estrategia la que desde la ANC se pueda trasladar a todo el separatismo. Justo lo que pretendía Carles Puigdemont a la hora de crear Junts, partido que nació con la vocación de convertirse en el único referente político del independentismo.
Pesarrodona ya reclama para sí la presidencia de la ANC y pide al secretariado nacional, que debe ser quien elija al número 1 de la organización, que respete la voluntad de las bases, aunque cuando haya ganado a su adversaria por un estrecho margen. No será hasta el próximo día 21 que salga de dudas. En esa fecha, el secretariado nacional se reunirá en Vilafranca del Penedés para elegir a la nueva dirección de la asociación. Una entidad de capa caída en los últimos años y que ahora mismo apenas tiene peso ante el Govern del republicano Pere Aragonés.