Dicen que el presidente Tarradellas, cuando le hablaban de alguien que no le gustaba, decía: «Connais pas». Se puede deducir de la última encuesta del CEO, el Baròmetre d’Opinió Política, que una parte considerable de la ciudadanía catalana se ha propuesto decirle al actual presidente de la Generalitat que no le conoce.
A Susana Quadrado, en la Vanguardia el día 14 —¿Quién es el president?—, no le sorprende tanto que «la opción independentista [haya] caído al 38,8%, su nivel más bajo desde el 2014», como que «la mitad de los 2.000 encuestados no [conozca] el nombre de Pere Aragonès después de casi un año de mandato».
Al cabo de dos meses de su investidura, en julio del año pasado, TV3 le dedicó un programa especial de una hora, extrañamente titulado Pere Aragonès, el president més jove, como si la bisoñez fuera un grado o como si tener 38 años fuera una exageración —Isabel Díaz Ayuso llegó a la presidencia de Madrid con 41 años y José María Aznar fue presidente de Castilla y León con 34—.
Está claro que no fue suficiente, y la televisión pública, amén de la agenda política, deberá reincidir pronto en el encomio y lucimiento del que fue llamado presidente millennial. Susana Quadrado no lo ve fácil: «Una se inclina a pensar que la invisibilidad de este president se debe más a la fractura identitaria que a su propia trayectoria.» TV3 no puede solucionarlo todo.
«Una se inclina a pensar que la invisibilidad de este president se debe más a la fractura identitaria que a su propia trayectoria.»
Susana Quadrado
Hay gente que vive al margen del ecosistema mediático catalán y que, más por pasiva que por activa, ha dicho a TV3, a la prensa subvencionada y a los digitales en campaña permanente: «Connais pas». Si ya en circunstancias normales, por cuestiones de lengua o de divergencia política, un sector de la audiencia era reticente a los medios catalanes, el proceso a la independencia, y sobre todo el papel de estos medios en el reseteo de la opinión pública, ha ahondado en la fractura.
Sigue Quadrado: «Hay una Catalunya que ha desconectado de la Catalunya oficial y de un poder autonómico que ha exhibido en los últimos años unas preocupaciones que no todos comparten, lo que ha acentuado el desinterés por quiénes ocupan los cargos y, peor, por la institución.» El presidente Montilla advirtió en 2007 de «las graves consecuencias políticas a medio y largo plazo de una desafección emocional de Catalunya hacia España y las instituciones comunes». La desafección se produjo y persiste; y también, como efecto colateral, persiste la desafección emocional hacia las instituciones catalanas de una parte significativa de la población.
«Hay una Catalunya que ha desconectado de la Catalunya oficial y de un poder autonómico que ha exhibido en los últimos años unas preocupaciones que no todos comparten, lo que ha acentuado el desinterés por quiénes ocupan los cargos y, peor, por la institución».
Susana Quadrado
Pero un país hay que gestionarlo entero. Los partidarios de la independencia han de asumir la pérdida de cohesión social que su iniciativa ha provocado, y tratar de paliarla; los contrarios a la independencia han de contar con que la mitad del electorado no dejará de ser independentista de un día para otro a pesar de la inviabilidad de su proyecto.
Un presidente que no molesta
Puede parecer una anécdota que, en la encuesta del CEO, sólo «el 41% acierta el nombre del presidente de la Generalitat», el 6% se equivoca, «el 3% se aproxima» y «el 50% declara que no sabe o no responde». Y habría que ver qué responden los ciudadanos si se les pregunta por el nombre del titular de la consejería de Acción Climática, o de la de Derechos Sociales, o de la de Gobierno Abierto. Pero no saber poner nombre a quien preside el gobierno que tiene a su cargo a maestros, médicos y policías da la impresión que o vamos muy bien, y a nadie parece importunarle la política, o vamos muy mal, y los gobernantes viven en una burbuja, desconectados de la gente cuyas vidas administran. Es lo segundo.
Al Nacional, en un artículo de Montserrat Dameson —¿Quién es el president de la Generalitat?—, la encuesta les sirve para atacat al presidente: «Aragonès no molesta a nadie más allá de los que creemos que su función tendría que ser, como mínimo, molestar, y este es uno más de los frutos envenenados de la represión política».
«Aragonès no molesta a nadie más allá de los que creemos que su función tendría que ser, como mínimo, molestar, y este es uno más de los frutos envenenados de la represión política».
Montserrat Dameson
Molestar al poder, en nuestra tradición occidental, era propio de los predicadores religiosos o de los bufones de la corte. Ahora hemos llegado a la absurda situación en que hay quien espera que el presidente de una administración que dispone de un presupuesto de 38.000 millones de gasto se dedique a molestar.
El independentismo recalcitrante es tan hostil al independentismo gobernante que a menudo parece querer hacer el trabajo de los contrarios al independentismo: «Pere Aragonès es el hombre de España en Catalunya, porque es capaz de obedecer al Estado y mantener las aguas calmadas sin que muchos de los que lo votan lo dejen de ver como uno de los suyos, como uno de los nuestros (…) Pere Aragonès es un hombre que se ha dedicado día tras día a vaciar el discurso independentista para que todo el mundo lo pudiera llenar con aquello con que se sintiera más cómodo. Ahora que ya es president, su única ocupación es mantener la ficción hasta que llegue el próximo simulacro.»
De un momentum a otro
Para simulacros, ahí está el Consell per la República. Porque en el juego de los simulacros JxCat está superando a ERC esta temporada. Media docena de escaños más para un partido y menos para el otro, y la cosa podría ser al revés; pero esta legislatura, o al menos este año, antiguos convergentes y satélites que giran en su órbita superan al partido de Macià y Companys en el medallero independentista.
El eurodiputado Toni Comín, entrevistado en Catalunya Ràdio el día 13, afirma que tenemos un problema —se refiere a él y a los suyos— y es que la Generalitat no está desbordando democráticamente al Estado
Teniendo en cuenta lo que signfica «desbordamiento democrático» en la jerga independentista —lo que antes se llamaba golpe de Estado—, el problema lo tendríamos si lo hiciera; todos, incluídos la mayoría de los independentistas de corazón.
Comín, en frase que recoge el Món, nos advierte que «no seremos independientes ni tan rápido ni de forma tan indolora como quisiéramos».
El día siguiente, en la misma línea, Quim Torra, entrevistado en el Ara, afirma que su presidencia acabó cuando «se escoge a Pedro Sánchez presidente con el apoyo de ERC» y consiguientemente «mi socio pasa a ser el socio de mi adversario, que es el gobierno español».
Torra echa en falta el enfrentamiento permanente entre instituciones que caracterizó los años más duros del proceso: «¿Hay un conflicto Catalunya – España ahora? Si estamos apoyando al presidente Sánchez, votamos sus presupuestos y mantenemos la estabilidad del gobierno español, ¿qué conflicto hay?» Tiene su lógica, la lógica conflictivista habitual del proceso. ¿Cómo vamos a ir por el mundo diciendo que hay un conflicto si no han matado a nadie, no hay nadie en la cárcel, no hay partidos ilegalizados y gobernamos sin más condicionantes que los establecidos por un Estado de derecho?
«¿Hay un conflicto Catalunya – España ahora? Si estamos apoyando al presidente Sánchez, votamos sus presupuestos y mantenemos la estabilidad del gobierno español, ¿qué conflicto hay?».
Quim Torra
Y sigue manteniendo viva la esperanza en un momentum: «El regreso del president Puigdemont del exilio es un punto de inflexión para que cambien las cosas, y para que sea un momentum hay que trabajarlo. Pero también si me pregunta si un gobierno de derechas en el Estado puede ser un punto de inflexión, también es verdad. Me sabe mal que los puntos de inflexión nos vengan dados desde fuera.»
Pues la alternancia es una característica de la democracia, y un día de estos habrá un gobierno de derechas en Madrid. Si eso va a ser un pretexto para liarla otra vez, ya estamos avisados. Y hablando de democracia, no es inminente pero tampoco inconcebible a medio plazo un gobierno no independentista en Barcelona.
PERE ARAGONÉS:”LOS QUE RECHAZAN LA REPUBLICA CATALANA ,QUE SEPAN QUE LA REPUBLICA C.ATALANA NUNCA LES RECHAZARÁ.” NO SE PUEDE SER MÁS CÍNICO.USTED Y CUALQUIER OBSERVADOR SABE QUE HAY UN ACUERDO NO ESCRITO PARA MARGINAR (O IGNORAR) A LOS QUE NO PERTENECEN A SU TRIBU EN EL MEJOR DE LOS ESCENARIOS;EN EL PEOR , EL LINCHAMIENTO ESTA GARANTIZADO.
EL CNI ,ARAGONÉS , ESTÁ PARA VIGILAR A LOS TRAIDORES AL ESTADO Y MALEANTES.
LE PREGUNTÉ , ARAGONÉS , EN UNA PLAZA DE BARCELONA DELANTE DE MUCHA GENTE «SI HABRÍAN TENIDO «COLLONS» (CON ESTA PALABRA EN CATALÁN) DE HACER UN 1-O EN USA , RUSIA O CHINA».Y NO ME RESPONDIÓ VD. Y YO SABEMOS QUE ESTARÍAN SUS LÍDERES EN EL FONDO DEL MAR.