El ex presidente Carles Puigdemont no parece dispuesto a acatar las decisiones de la dirección del PDECat, su partido. Si este viernes, la ejecutiva de David Bonvehí decidía por la mañana rechazar la propuesta de creación de una nueva formación que se integrara en JxCat, planteada por los ex consellers del partido condenados por el referéndum del 1-O y el fugado Lluís Puig, unas horas más tarde Puigdemont movía los hilos a través de las redes sociales para incrementar la presión sobre la formación.
«Lo que han propuesto», ha tuiteado Puigdemont, «merece el aplauso por su responsabilidad y empatía en un momento decisivo para nuestro espacio político». «Inclusión y no rechazo», ha añadido en otro mensaje, «es la tradición de la que venimos y que hemos compartido en los momentos buenos y en los malos».
La propuesta se filtró el jueves, horas antes de que se reuniera la ejecutiva del PDECat para validar la negociación que mantiene con la Crida per la República de Jordi Sánchez, un grupo que también está en la órbita de Carles Puigdemont. La misma estaba formulada por Jordi Turull, Josep Rull, Joaquim Forn y Lluís Puig. Los tres primeros cumplen condena por el referéndum ilegal del 1-O. El último se fugó de España con el ex presidente para evitar el juicio por la misma cuestión.
La ejecutiva niega la «consulta vinculante»
Mientras la ejecutiva votaba contra la propuesta de los ex consellers presos y del fugado, se hizo correr el rumor de que estaba previsto que fuera la militancia la que votara sobre la misma en el próximo Consell Nacional de la formación, que se celebrará en unos días. Algo que negó rotundamente el portavoz del partido, Marc Solsona, quien señaló que «no se ha hablado» de esta supuesta «consulta vinculante«. Solsona ha admitido este viernes, sin embargo, que podría suceder que al Consell Nacional llegaran la propuesta oficial de la formación y la de los ex consellers como una «confrontación«. Pero también ha indicado que el objetivo de la ejecutiva es «hacer las cosas en positivo» y llevar al Consell Nacional una única propuesta de acuerdo sobre el futuro de la formación.
Solsona también ha señalado en la misma rueda de prensa que «siempre que hay opciones contrapuestas, hay riesgo de ruptura«, ante la posibilidad de que se produzca una escisión en el PDECat basada en el rechazo a la propuesta de los presos. Sin embargo, ha añadido que, del mismo modo, «puede haber propuestas con las que estén todos de acuerdo«.
Mirada de futuro y propuesta «disruptiva»
Un acuerdo que, en estos momentos, no parece factible, a tenor de cómo se han manifestado en las redes sociales los miembros del PDECat más cercanos a Puigdemont. Es el caso de la portavoz del Govern, la consellera Meritxell Budó, que se ha referido a la propuesta de los ex consellers como una idea que «conjuga inclusión, suma y mirada de futuro«.
No ha sido la única integrante del Govern que se ha manifestado en este sentido. Del mismo modo lo han hecho Miquel Buch y Damià Calvet, quien ha definido la «consolidación» de JxCat como «lo más disruptivo en la política catalana».
Otros como el ex jefe de campaña de Quim Torra y de JxCat, Aleix Sarri, han empleado sus cuentas de Twitter para exigir la convocatoria de una consulta sobre la propuesta de creación de un nuevo partido. Sarri ha asegurado que se trata de una proposición acorde con «los acuerdos del congreso de 2018 del PDECat. «Que se someta a consulta«, ha tuiteado, «y veremos como una gran parte de su militancia le da apoyo».
Así las cosas, el riesgo de escisión en el seno del PDECat parece que empieza a ser real. ¿Podría alguien como, por ejemplo, Artur Mas, salvar la situación? Ahora mismo es difícil saberlo pero poco antes de que el COVID-19 sacudiera el mundo, Mas acababa su condena de inhabilitación, presentaba libro y no aclaraba si había algo de cierto en la posibilidad de que formara parte de una candidatura que lideraría Puigdemont y en la que iría como número 3.
Sea como sea, el PDECat en estos momentos, podría también optar por otras soluciones. Sobre todo teniendo en cuenta que, por lo que afirmado por su portavoz este viernes, tiene claro que no es el momento de la vía unilateral debido a la crisis del COVID-19. Algo que le permitiría acercarse a otros partidos y abandonar la esfera de JxCat, la Crida y Puigdemont.
El PNC como alternativa
Su aliado natural sería, en este sentido, el recientemente constituido PNC, que también tiene su origen en Convergència y que es muy probable que elija como primera secretaria general a Marta Pascal, que también lo fue del PDECat. Si la actitud ante la independencia marca las decisiones de estas formaciones conservadoras, es muy probable que el PDECat prefiera, además, un PNC al que también se acerca Units per Avançar, con Albert Batlle al frente. Y junto a todos ellos podrían situarse también los integrantes de la Lliga Democràtica, que el pasado domingo reclamaron «unir fuerzas del centro catalanista».
Formarían un conglomerado de partidos catalanistas moderados más preocupados por la recuperación económica, social e institucional de Cataluña que por la ruptura con España. Un grupo de formaciones que, además, son partidarias del diálogo y la negociación con el Estado, lo que les facilitaría, también, posibles acuerdos con el PSC, en caso de obtener representación en el Parlament, o, incluso con Ciudadanos.
Escisiones, formaciones transversales, regeneración inclusiva e incluso, paranoia botiflerista… Sólo está clara una cosa, la radicalización de las ideas no lleva a ningún sitio y suponiendo que sí lo hiciera, no sería para nada positivo. Echad una gota de jabón antigrasa en medio de un fluido aceitoso, así se comporta el independentismo ante su más que demostrada incapacidad al diálogo y al consenso, diluyéndose desde el centro de su formación hasta la periferia más irrelevante…