Muere el arquitecto Ricardo Bofill a los 82 años

Entre sus obras más emblemáticas destacan el Walden-7, el Hotel Vela o el Teatre Nacional de Catalunya, en Barcelona

El arquitecto y urbanista barcelonés Ricardo Bofill ha muerto este viernes a los 82 años de edad en Barcelona, según ha anunciado la familia. Dedicado a la arquitectura desde su adolescencia, Bofill es uno de los hombres más importantes del sector a nivel internacional y deja tras de sí un importante legado de proyectos en Francia, Argel, Japón o Estados Unidos y centenares de obras en más de 40 países.

Bofill es uno de los hombres más importantes del sector a nivel internacional y deja tras de sí un importante legado de proyectos en Francia, Argel, Japón o Estados Unidos y centenares de obras en más de 40 países.

Entre sus trabajos más emblemáticos destacan el Walden 7 en Sant Just Desvern (Barcelona), la Muralla Roja de Calpe, el hotel Vela en Barcelona, el barrio de Antigone en Montpellier, la sede de Shiseido en Ginza en Tokio, la de Cartier en Paris, el Teatro Nacional de Cataluña, la Terminal 1 del Aeropuerto del Prat o el parque del Manzanares, entre otros, avalan una vida marcada por la pasión por las edificaciones.

Formado en Barcelona y Ginebra

Hijo de Emilio Bofill y Benessat, un burgués nacionalista catalán, arquitecto y constructor, y María Leví, una veneciana de origen judío, se formó inicialmente en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB), inserta en la Universidad Politécnica de Cataluña, una institución que el año pasado lo nombró doctor ‘honoris causa’.

En 1957, el mismo año en que se matriculó en ETSAB, el joven Bofill fue detenido y expulsado de la Universidad, por lo que no pudo cumplir el deseo de estudiar Arquitectura en su ciudad natal. En 1963 fundó su propio Taller de Arquitectura en Sant Just Desvern con un equipo multidisciplinar formado por arquitectos y otros profesionales y artistas como el crítico literario Salvador Clotas, el poeta José Agustín Goytisolo o la economista Julia Romea.

En 1963 fundó su propio Taller de Arquitectura en Sant Just Desvern con un equipo multidisciplinar formado por arquitectos y otros profesionales y artistas como el crítico literario Salvador Clotas, el poeta José Agustín Goytisolo o la economista Julia Romea.

Numerosos reconocimientos avalan su carrera

Bofill mereció numerosos premios y distinciones, como el Vittorio de Sica Arquitecture Prize y la distinción honoris causa por las universidades de Hamburgo (Alemania) y Metz (Francia). También fue galardonado por la Ordre des Arts et des Lettres de París (Francia), la Académie Internationale de Philosophie de l’Art de Berna (Suiza), la American Society of Interior Designers (Nueva York) y la Cruz de Sant Jordi, entre otros.

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