El rechazo a todo lo que tenga que ver con España no es exclusivo en Cataluña de los partidos separatistas. Lo prueba, por ejemplo, que el mes pasado el Grupo de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona propuso instalar una estatua de Don Quijote en la Barceloneta, lugar donde termina la segunda parte de este clásico inmortal de la literatura. Pues bien, además de los partidos separatistas —con cuyo voto negativo ya se contaba— tanto los comuns como los socialistas catalanes votaron en contra de la propuesta, siendo respaldada únicamente por los liberales, Barcelona pel Canvi y PP.
Este rechazo es difícil de explicar teniendo en cuenta que la Ciudad Condal tiene un gran protagonismo en el final de la novela. Cabe recordar, por ejemplo este fragmento: «Archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y belleza, única: y aunque en ella los sucesos que me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, sólo por haberla visto».
Pretextan que el «mejor homenaje es leer el libro»
Sin embargo, tal y como cuenta Jordi Corominas en un artículo en El Confidencial, el argumento esgrimido por Jordi Martí, sexto teniente de alcalde y responsable de Cultura, para descartar una escultura al Quijote fue que el «mejor homenaje a Cervantes era leer la novela». Curiosamente, este fue el mismo razonamiento empleado por Laura Borràs cuando diputados de Cs mostraron un ejemplar de la obra en el Parlament como protesta por el boicot secesionista en la UB a un especialista en el Quijote.
ME TOMO LA MOLESTIA DE DECIRLE, COLAU, QUE EL QUIJOTE ES EL SEGUNDO LIBRO MÁS VENDIDO DEL PLANETA Y, EL PRIMERO ES LA IBIBLIA.